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25 años de nba en méxico

​La temporada en que México y el mundo abrazaron al chico malo de la NBA

Allen Iverson arrancaría en México uno de sus mayores legados: Las Finales de la NBA del 2001.
Ilustraciones por Iván Zaragoza

1. El Crossover

En 1997 pocos albergaban la esperanza de que los 76ers podrían llegar a una final. Por sí solos, los Chicago Bulls combatían el cambio climático, las crisis económicas y la salud emocional de millones de personas alrededor del mundo. Retarlos era retar el orden mundial, y entre las filas de los Sixers las expectativas no eran tan altas como para pensar que con base en un solo jugador, un pequeño guardia de 1.83 m de estatura y apenas 75 kg de peso, llegarían eventualmente a la final. Pero en 1997 hubo un primer destello de que ese era de verdad su destino. En aquel 1997 Allen Iverson cometió la primera de sus grandes ofensas ante nada menos que el rey en el trono, Michael Jordan.

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Fue un 12 de marzo y Iverson, todavía un novato en la liga, se encontró frente a frente con su ídolo de infancia. Todo comenzó por una pantalla en la que Iverson logra deshacerse de Ron Harper, su marcador usual, para quedar en el cambio a solas frente a Michael Jordan. Han pasado casi veinte años y todavía recordamos lo que vino a continuación. Iverson realiza un pequeño crossover a la izquierda para tantear a Michael. Luego, al tanto que Michael era vulnerable a su movimiento estrella, Iverson se lanzó al ataque y tras burlar a Michael con su crossover firmó la primera evidencia de que su destino era grande, aunque nadie podía adivinar qué tan grande podía ser, ni siquiera él mismo.

2. ¿Una Nueva NBA?

Wilt Chamberlain, Julius Erving, Charles Barkley… A su manera cada uno representó un cambio sistémico para los 76ers de Filadelfia. Chamberlain y Erving no sólo dominaron el juego, lo transformaron en algo que no existía antes de ellos. Barkley fue también un suceso aunque su carrera no se define completamente por su paso por los Sixers. Iverson, en cambio, propició más que un cambio radical en el juego de basquetbol: produjo un cambio cultural y como ninguno de sus antecesores enfrentó a la NBA con sus propios miedos, aquellos que databan de cincuenta años antes, cuando la liga decidió cruzar la línea de color y reclutar a los primeros jugadores negros. Iverson llevó su juego pero también su mundo, es decir, la cultura del barrio y del hip-hop a una NBA civilizada y formal, en la que las indisciplinas y los cambios de tono se pagaban caro. Con su ropa holgada, sus tatuajes, sus joyas y sus peinados Iverson se ganó la enemistad del mismísimo comisionado David Stern y de todos aquellos que no estaban preparados para que los jugadores expresaran sus propios puntos de vista con semejante sinceridad.

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Más aún, Iverson seguía siendo un joven inmaduro y no contaba con las herramientas necesarias para expresar su personalidad, al menos no sin exasperar a los fans, a sus entrenadores y al público. Con la fama repentina e inmensa, exploró su identidad en forma de desafío a la autoridad, fiera competitividad y hasta indisciplina.

Tres años después de su famoso crossover sobre Jordan, Iverson lanzó el sencillo 40 bars, en la que rapeaba lo que él pensaba eran sus ideales no obstante la sarta de ofensas que poblaban sus versos. Pero incluso en medio de la polémica por su apariencia y su "música", Iverson era ya uno de los jugadores más famosos de toda la NBA y una fuerza económica dentro de la NBA. Desde 1998 su jersey fue uno de los más vendidos, sólo por detrás de los de Jordan y Kobe. Pese a su civilizada política, la NBA tuvo que aceptar que el público demandaba a personajes auténticos, y nadie más auténtico que Iverson. Poco a poco, más jugadores siguieron su tendencia, dejaron los trajes y los peinados serios.

3. La Visita a México

Para la temporada 2000-2001 los Sixers contaban con un equipo construido básicamente alrededor de Iverson. Era un equipo de mediana edad, con Iverson, Eric Snow y Theo Ratliff todavía en sus veintes, pero con veteranos que habían visto mejores épocas como Tyrone Hill o Dikembe Mutombo quien había llegado a media temporada tras la lesión de Ratliff y para dar un empujón más hacia los playoffs. Raja Bell y Matt Geiger, que ayudaban a dar descanso a Iverson, Ratliff y Mutombo, contaban con 24 y 30 años de edad respectivamente. Mucha responsabilidad caía sobre Iverson.

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En sus esfuerzos por ampliar sus miras, la NBA llevaba varios años enviando equipos a jugar contra escuadras europeas y a jugar juegos de pretemporada en diversos países. México era desde muchos años atrás fiel seguidor de la NBA y las finales eran un acontecimiento en la televisión abierta. Los Bulls de Chicago habían cautivado a la nación y por las calles era de lo más usual encontrar toda clase de parafernalia que recordaba ese amor deportivo. Iverson, sin embargo, era atractivo por las razones que Jordan no podía serlo. Iverson se metía en problemas, se enfadaba, era respondón, mal educado y le gustaba el hip-hop. En México llevábamos tres años rapeando las canciones de Mucho Barato de Control Machete, y la visita de Iverson fue de brazos abiertos por parte del público mexicano. Adoraban a Jordan pero también a ese chico malo que decía las cosas tal y como las pensaba, sin importar qué, representando el estilo callejero con el que México se relacionaba y la siguiente generación de estrellas de la NBA ilustrada con ese crossover.

La visita de los Sixers y los Wizards de Washington al Palacio de los Deportes tuvo lugar el 14 de octubre de 2000. Los aficionados habían comprado boletos desde 90 pesos y hasta en 1300 el día del encuentro. En amor a Iverson, cerca de 18 mil aficionados abarrotaron el Palacio de los Deportes. La velocista Ana Guevara, que había obtenido el quinto lugar en los Juegos de Sidney de ese año, fue recibida con porras, pues todos sabíamos que su primer deporte había sido el basquetbol.

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La altura afectó a los jugadores de la NBA y en el primer cuarto los Sixers apenas encestaron 19 puntos, mientras que los Wizards lo hicieron con 18. Iverson, que sólo jugaba por momentos, era coreado desde las gradas cada vez que se acercaba a la orilla de la cancha para volver al partido. A medio gas jugó 24 minutos y logró 24 puntos, seis rebotes y cuatro asistencias. Los Sixers se llevaron el partido 84-80, y a pesar de que se trataba de una exhibición los aficionados mexicanos dejaron sus asientos sólo hasta que el último jugador de la NBA había desaparecido de la vista. Iverson y los Sixers en México lucirían lo que estaba por venir el resto de la temporada.

4. A la Final

Las finales de 2001 son el gran legado de Allen Iverson. Sin un "súper equipo" como los de hoy en día, la responsabilidad que recaía sobre su delgado y liviano cuerpo era enorme. Larry Brown hizo énfasis en la defensa de Mutombo y los cambios de ritmo que le proveían jugadores de la banca como Aaron McKie y Matt Geiger, pero con treinta puntos por partido, un tercio completo de la ofensiva de los Sixers era sola obligación de Iverson. Tras una exitosa temporada en la que acumularon 56 victorias y sólo 26 derrotas, Iverson y equipo tenían enfrente un camino difícil que incluyó a Indiana, con Reggie Miller; a Toronto, con Vince Carter a la cabeza, y Milwaukee con Ray Allen y Glenn Robinson. Luego, si lograban superar esos obstáculos Iverson y compañía tendrían que vérselas con el duo Kobe-O'Neal.

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Fotografía por Otto Greule Jr./Getty Images

Casi veinte años después sabemos bien qué pasó. Así como Iverson y los Sixers arrancaban la campaña en México con victoria, llegaban a la final y daban la sorpresa en el primer juego de la serie contra el poderoso equipo de los Lakers y en su propio Los Ángeles. En tiempo extra, Iverson anotaba 48 puntos ante los 15 de Kobe Bryant y sólo Shaq se acercaba con 44 para vencer a los Lakers 107-101. Mutombo sostenía el área con 16 rebotes además de 13 puntos. Lo impensable sucedía con los Sixers aventajándose 1-0 en la serie, pero al final serían los Lakers quienes saldrían campeones ganando los siguientes cuatro partidos.

Lo que aún seguimos discutiendo es cuál fue el legado de Iverson. ¿Fue tan sólo numérico, estadístico? Su resiliencia y actitud ante los retos son aquello que lo definen más. Físicamente inferiores a sus oponentes en las semifinales y finales, lo que los Sixers lograron demostrar fue ese algo que en los deportes se llama "coraje". Uno no lo reconoce sino hasta que lo ve. Y en el caso de Iverson los playoffs de 2001 fueron el escenario perfecto para demostrar el suyo. Lo había hecho antes de manera imperfecta, al confrontar a la NBA con la realidad de su mundo. Pero en 2001 estuvo a la altura de su leyenda. Y los fans en todo el mundo comprendieron por primera vez y en toda su magnitud la valía de ese pequeño jugador de 1.83 m y 75 kilos.

Si tienen tiempo y ánimo, aquí un documental sobre la temporada completa de los 76ers del 2000-2001:

Han sido 25 años que la NBA ha traído a figuras históricas a México, así como a Allen Iverson en el 2000 o John Stockton y Karl Malone en 1996 cuando llegaron a la final. El próximo 12 y 14 de enero la tradición mexicana de NBA continúa en la Arena Ciudad de México y aquí puedes conseguir tus boletos.