Se tambalea la dinastía: un panorama a los playoffs sin Stephen Curry

Un pequeño y resbaladizo resquicio del Toyota Center es el responsable de cambiarle radicalmente la cara a los Playoffs de la NBA y de paso, asestarle un severo golpe a las aspiraciones de los Warriors de Golden State por comenzar a fraguar una dinastía.

Un esguince en la rodilla derecha le impedirá al líder de Golden State estar presente en la conclusión de la serie de primera ronda ante los Houston Rockets que comandan los Warriors 3-1, y es altamente probable que se pierda toda la siguiente etapa, las semifinales ante el ganador de la confrontación entre Los Ángeles Clippers y los Portland Trail Blazers.

Comencemos por mencionar que así como es de letal y explosivo el juego de Curry, su salud es muy vulnerable. En 2011 y 2012 se sometió a un par de cirugías en los tobillos, razón por la que se perdió bastantes encuentros y que en buena medida explica el porqué Golden State le dio un contrato (44 millones de dólares por cuatro temporadas) que no corresponde al estatus de Steph.

Lo que la organización de Golden State hizo fue protegerse, en el ámbito financiero, de no ofrecer un contrato del cual se pudieran arrepentir más tarde, dada la fragilidad y lo proclive que es Curry a las lesiones, tal y como ha probado su historial clínico desde que arribó a la NBA.

En mayo de 2011, fue operado por reiterados esguinces de tobillo que se acumularon la temporada previa. Antes del comienzo de la campaña 2011-2012, su articulación sanó por completo, pero al sufrir una torcedura en un tendón del pie derecho, sólo pudo jugar 26 encuentros de temporada regular y en abril de 2012 volvió a ser operado, lo cual condujo a que tuviera el promedio de puntos más bajo de toda su carrera, con 14.7 tantos por encuentro.

Si pudiéramos poner en una gráfica de pastel lo que significa el aporte de Stephen Curry para la causa de los Warriors, quizás habría que quitar una rebanada del 25 por ciento.

No sólo son los 30.1 puntos que promedió por encuentro a lo largo y ancho de esta temporada, o las 6.7 asistencias repartidas por juego, sin contar sus 2.1 robos de balón. Hay aspectos del juego de Curry que no se pueden cuantificar como su inexplicable capacidad de hundir tiros desde cualquier punto de la cancha que a él le plazca, con plenitud en el reloj de disparo o con décimas de segundo.

El no tener a Curry obliga a todos sus compañeros a producir más de lo habitual para llenar el gran hueco que deja el jugador con el 30 en el dorsal de los Warriors. Algunos estarán preparados para el reto, pero otros quizás no tanto, a pesar de que la banca de Golden State está repleta de jugadores que saben aprovechar el momento, como el oportunista Andre Iguodala, que dichas características le valieron para ser el Jugador Más Valioso de las pasadas Finales NBA.

Este elenco que debe salir al paso para tapar el agujero está encabezado por Klay Thompson, la otra parte de los Splash Brothers que ahora más que nunca debe producir algo más que sus 22.1 puntos por encuentro, la cifra más alta al respecto en lo que va de su joven carrera.

Lo mismo se espera del resto de la quinteta titular, compuesta por Draymond Green, Andrew Bogut y Harrison Barnes, y a la que ahora seguramente habrá de sumarse Iguodala en lugar del ausente Curry.

En dos semanas se va a reevaluar el estatus de Curry, lo cual no significa necesariamente que vaya a regresar a jugar de inmediato, y si lo llegara a hacer tampoco quiere decir que lo haga en el mismo nivel que antes de lastimarse. Podrían disminuir sus minutos sensiblemente y quizás le pidan algo que parecería una locura: que baje sus revoluciones. Pero es probablemente la única manera de no arriesgarlo en demasía y mantenerlo sano por más tiempo.

Definitivamente las posibilidades de conseguir un título ahora están mucho más repartidas. No es sólo que Curry pueda regresar sino en qué estado lo va a hacer, qué cuidado van a tener los Warriors con él y si el resto del equipo va a poder corresponder a la altura del desafío.

Ahora los Spurs de San Antonio se frotan las manos, del mismo modo en el que lo hace el Thunder de Oklahoma City. Lo malo para este par es que se van a ver las caras de forma directa y de ahí saldrá un finalista en el Oeste, que todavía podría medirse a unos mermados Warriors.

Del otro lado, los Cavaliers se mantienen como el único equipo clasificado a la siguiente fase, de acuerdo a lo que de ellos se espera, y que puedan llegar de nueva cuenta a las finales de la NBA, representando a la Conferencia del Este.

La esperanza de Golden State para edificar una dinastía ahora sólo recae en unos frágiles tobillos, y en que su gran estrella sea capaz de recuperarse para regresar tan pronto como sea posible. De lo contrario, todos los actores de reparto tendrán ahora que convertirse en protagónicos. Sin duda este es un buen reto para todos ellos.

En el mejor de los escenarios, Curry regresa, vuelve a echarse el equipo al hombro y retoman la misión de volver al abordaje para intentar consumar el segundo título consecutivo, tal y como el guión original decía que iba a suceder.

En el peor de los escenarios, Curry no regresa al mismo nivel que le conocimos hasta antes de esta última lesión, deja de ser factor y junto con él, sus compañeros se hunden y terminan cayendo a manos de San Antonio u Oklahoma City en la Final de la Conferencia del Este.

Es cierto que otro escenario probable, aunque sinceramente sería el más complicado, es que sin Curry o sin que éste sea un factor determinante, los Warriors llegaran a las Finales y se coronaran, eso sí que sería una auténtica historia al estilo Cenicienta.

Si Golden State encalla sin Stephen Curry, sería injusto cargarles la mano y decir que fue un fracaso, pues no jugaron en las mejores condiciones posibles para refrendar su campeonato. Pero si no consiguen el título con Steph jugando a un nivel por debajo del que todos le conocemos, entonces podríamos con toda justicia decir que fueron una decepción.