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NFL

La tercera es la vencida: Queremos a Patriots y Giants en el Super Bowl LI

La trilogía entre Patriots y Giants no suena nada mal.
Greg M. Cooper-USA TODAY Sports

El ingrediente principal para el nacimiento de una rivalidad deportiva es la sed de venganza. No hay más. Como fanáticos al deporte hemos conocido ambas caras de la moneda —siendo optimista—, en especial cuando el equipo de nuestros amores se enfrenta al detestable rival y cae humillado. Una vez pasado el coraje sólo tenemos un objetivo en mente: olvidar el ultraje por medio de la revancha.

La rivalidad puede darse por diferentes factores, ya sea que los equipos compartan la misma ciudad o prevengan de lugares cercanos pero diferentes; filosofías discordantes, traición de jugadores o "simplemente" porque te ganaron dos Super Bowls cuando todo el mundo había apostado a tu favor.

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Existe una franquicia que todo seguidor de los Patriots de Nueva Inglaterra detesta y, porque no aceptarlo también, teme, y que de alguna forma u otra siempre revive los amargos recuerdos del Super Bowl 42 y 46 cuando se enfrentan: los Giants de Nueva York.

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Así como sucedió con el Barcelona de Guardiola que infundía miedo en el acérrimo rival, Real Madrid, cada vez que se enfrentaban, los Giants han sabido aprovechar los fantasmas mentales que se aparecen en todo el séquito de los Patriotas, desde la grada hasta el emparrillado. No es para menos. Regresemos brevemente en el tiempo.

Super Bowl XLII: El que más duele

La temporada del 2007 —es decir, antes del Super Bowl— le perteneció a un solo equipo: Patriots. Nadie veía cómo los Giants podrían derrotar al que muchos catalogaron como el mejor equipo de la historia de la liga por las numerosas marcas impuestas. Brady, Moss, Welker, Belichick; todos soñaban con lograr el récord perfecto de 19-0 y coronarse con el Vince Lombardi.

Pero no existe tragedia alguna sin un "pero" que corte de tajo la narrativa del que se veía ganador. En el último cuarto, tercera oportunidad y cinco, con poco más de un minuto en el reloj, Eli Manning lanzó un pase que al ser recibido por David Tyree sería recordado como la "atrapada del casco" (the helmet catch) porque de no haberse aferrado a ese balón, los Pats tendrían cinco anillos de Super Bowl.

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Super Bowl XLVI: Un total desastre desde el principio

Una vez más los hombre de Belichick pintaban como favoritos para llevarse el máximo trofeo de la NFL a Nueva Inglaterra. La marca no era perfecta (13-3) pero la calidad seguía ahí. Brady había mejorado sus números y contaba con dos armas de destrucción masiva: Rob Gronkowski y Aaron Hernandez. Y por supuesto, Deion Branch, quien sería pieza clave en el dramático desenlace del partido.

Los Giants obtenían un safety en la primera serie ofensiva de los Pats. Pocos imaginaron que la jugada sería el preludio de otra noche catastrófica para los de Foxborough. Los errores fueron los protagonistas, pérdidas de balón, número no permitido de jugadores en el campo, capturas, una intercepción y más capturas, pero sobre todo aquel pase que Danny Woodhead no pudo bajar con cuatro minutos en el reloj del último cuarto. Solo. Los Pats habían dejado escapar la oportunidad de incrementar el marcador o, mínimo, quemar tiempo.

Jugada siguiente: Manning conectaba con su casi tocayo, Mario Manningham, quien bajaba el ovoide de forma magistral. Brady aún tendría cerca de un minuto para intentar llegar a la tierra prometida pero todo culminaría en un pase "ave maría" con dramatismo pero cero efectividad. De nuevo, los Giants se burlaban en la cara de los Pats.

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El deporte siempre es justo. Quizá para este año el destino tenga algo reservado para estas dos aficiones. Para poder encontrarse en el juego final, Giants y Patriots tendrán primero que superar obstáculos importantes —Green Bay, Dallas, Atlanta y, probablemente, Seattle; Oakland o Houston, Kansas City, Pittsburgh o Miami, respectivamente—. Pero la postemporada recién arranca y tampoco queremos ilusionarnos de más. Dallas y Pats podría ser el juego soñado para los haters de la NFL, pero las cuentas pendientes siempre salen a flote y en Nueva Inglaterra y Nueva York lo tienen muy presente.

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