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cáscaras literarias

Entre cuadrangulares y versos: Fernando Pérez, el poeta de las mayores

A simple vista, Fernando Pérez podría parecer un beisbolista cualquiera, pero la realidad es que tiene una especialidad en escritura creativa por la Universidad de Columbia.
Foto por Elsa / Getty Images North America

Nos tocó vivir, por desgracia, en un mundo de absolutos. Si uno es contador, no hay vida detrás del montón de facturas y pagos que esperan todos los días sobre el escritorio para ser revisados. Si uno es beisbolista, la vida transcurre en la caja de bateo, o en los jardines, o lanzando una y otra vez hasta perfeccionar la técnica. Si uno es escritor, su lugar favorito debe ser un café, de preferencia solitario, para que la inspiración lo encuentre a uno.

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En esto no hay mal alguno. El problema es pensar que cuando se es algo o alguien en particular, no existe la posibilidad de explorar otras vidas y otros mundos. Y lo peor de todo es que a la gente, sería mejor decir, a los fans, muy pocas veces les importa lo que su jugador favorito haga más allá de su labor como atleta.

Fernando Pérez, ex pelotero profesional de las mayores, es uno de aquellos personajes que decidió explorar más allá del diamante para adentrarse en un universo que pocas veces es abrazado por los atletas profesionales: el universo de las letras.

Pérez, oriundo de West Windsor, Nueva Jersey, y de ascendencia dominicana, comenzó su travesía hacia el mar de letras en la Universidad de Columbia. Obtuvo su licenciatura en Estudios estadounidenses con especialidad en escritura creativa. En sus años como preparatoriano se dice que, mientras los jóvenes de su edad disfrutaban hacer cosas características de la adolescencia, Pérez prefería sumergirse en los libros, en especial las obras de Hermann Hesse.

Leer más: El Slider: El beisbol entre rutinas, palos y piedras

Esta fascinación por la lectura y desprecio por la vida "mundana" ha estado muy presente en la gran mayoría de los maestros de la literatura. Uno de los ejemplos más ilustrativos es el del escritor argentino Jorge Luis Borges, quien repudiaba el futbol porque, según él, el balompié era un asunto de estúpidos. Todo un sacrilegio, una blasfemia, si consideramos que hoy en día el futbol es más que una religión en el país del tango y orgullo desmedido.

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Sin embargo, Pérez nunca habló mal, ni despreció al deporte. Durante su estancia en Columbia, jugó beisbol durante tres años antes de ser seleccionado por los Tampa Bay Rays en el draft del 2007, equipo con el cual debutó en la Major League Baseball un 5 de septiembre de 2008.

Nueve días después de su ansiado debut, Pérez conectó su primer cuadrangular en su ciudad natal sobre un escenario inmejorable: el Yankee Stadium. Y digo inmejorable porque el jardinero de los Rays siempre sintió un profundo amor por el equipo del Bronx.

Pérez formó parte de aquel equipo de ensueño de los Tampa Bay Rays en el lejano 2008. En dicho año, el equipo de Florida soñaba con lograr su primera Serie Mundial ante los Philadelphia Phillies. Lo recuerdo como si fuera ayer, ya que me encontraba cursando mi penúltimo año de preparatoria en los Estados Unidos —en un poblado cercano a la ciudad de Tampa— y la gran mayoría de los alumnos portaban orgullosamente los colores de las Mantarrayas.

Era tanto el entusiasmo y la ilusión de ver a un equipo pequeño levantar el trofeo de los banderines dorados que hasta el director propuso un día para que todo aquel que quisiera ir vestido de beisbolista contara con la libertad de hacerlo sin correr el riesgo de ser reportado a la dirección; sin duda, una propuesta tan gringa como el pay de manzana.

Sin embargo, sabemos cómo terminó aquella búsqueda por el preciado campeonato —los Phillies ganarían cuatro de los cinco juegos para coronarse por segunda vez en su historia como los campeones del mundo—. Todo una tragedia considerando que una hazaña de esa magnitud sería difícil de repetir en mucho tiempo.

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De vuelta a Pérez y su amor por la literatura.

El 1 de septiembre de 2009, aquellos pendientes del portal de poesía Poetry Foundation se encontraron con una nota bastante inusual. El jardinero central de los Rays había publicado un breve texto de corte literario titulado "Robert Creeley en los jardines" en donde relaciona al beisbol con la poesía, y la labor del pelotero con la del escritor. El texto original está escrito en inglés —la cual pueden leer aquí—, pero también les ofrecemos la magnífica traducción de Julio Trujillo:

Como la poesía, el beisbol es un tipo de contracultura. El aislamiento (opcional) del mundo exterior (al que yo acudo frecuentemente); la indolencia sobre la cual –y desde la cual– se han escrito y cantado tantos poemas: yo veo ese estado mental como una bendición.

La sorpresa no radica en el carácter poético, nunca antes explorado y explotado, de un partido de beisbol. Hay infinidad de literatos que dedicaron su vida para cantar la grandeza de la pelota. Más bien, lo que resulta un tanto extraño es el hecho que un jugador, un pelotero, se haya atrevido a romper con los estereotipos y aventurarse, con o sin la intención, de hermanar ambas disciplinas. Pérez se habría dedicado al ámbito literario si no hubiera sido por aquella selección de 2007, pero tampoco se lamenta, pues como él mismo afirma, "El juego puede ser enloquecedor, y no debemos arrinconarnos mucho en este negocio. Amo el beisbol, pero mi plenitud eventualmente se terminará y mi corazón, lentamente, se romperá."

Después de su breve pasó con el equipo de las Mantarrayas, Pérez fue transferido a las menores de los Chicago Cubs y New York Mets, equipos donde no vería muchos minutos en el máximo circuito. El último registro del pelotero que aparece en la página oficial de la MLB, muestra que su último equipo fue el Oklahoma City Dodgers el año pasado. ¿Final trágico o es acaso el aislamiento al que considera una bendición? De lo que sí estamos seguros es que Fernando Pérez fue un personaje solitario que veía el desarrollo de las cosas con una perspectiva diferente, tal vez con la misma sensibilidad de un poeta en un diamante.