Los Gallos: Retratos de la familia luchística de la frontera de Chiapas

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Los Gallos: Retratos de la familia luchística de la frontera de Chiapas

Hace unos años, mientras hacía un un reportaje sobre violencia contra inmigrantes centroamericanos en la ciudad fronteriza de Tapachula, Chiapas, conocí a "La Diosa del Rhin", un luchadora que para sobrevivir mentalmente balanceada en este lugar lleno de tráfico de drogas, armas y personas, se unió a un grupo que entrena Lucha Libre: "Los Gallos".

Esta familia luchística fue fundada por "El Gallo Sureño", una leyenda del ring de más de 60 años que creció viendo películas de El Santo, Mil Máscaras y Blue Demon. Famoso en sus tiempos por la llave "La Pisadora", El Gallo sobrevive ahora tranquilamente de su taller mecánico y se ha dedicado durante décadas a formar luchadores, comenzando por sus propios hijos, "Gallo Sureño Junior" y "Gallo Sureño II (El Traidor)". En 2009, su trayectoria lo llevó a abrir su propio gimnasio, "La Dinastía Sureña".

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Los miembros de esta familia son de lo más variado y pintoresco, por lo que les pedí tomarles estos retratos. Todos accedieron siempre y cuando se mantuviera oculta su identidad y sólo se mostrara su profesión. Entre ellos tenemos a un joven detective forense obsesionado con las series de crímenes, un burócrata del gobierno con look de galán, un maestro de computación para adultos lleno de paciencia, el dueño de un restaurante dedicado a la Lucha Libre, un enorme y amable albañil capaz de cargar decenas de kilos de concreto, un estudiante de derecho, un confeccionista de máscaras e inclusive una alemana que hace trabajo voluntario en un refugio para niños migrantes.

El Gallo enseña a sus alumnos llaves como "El Cangrejo", "La Tapatía", "La Quebradora", "La Casita" o "La Huracarrana" a precios accesibles porque para él la Lucha Libre no es solamente espectáculo y deporte, también es una herencia cultural con una responsabilidad moral: "Sólo para defenderse, nunca para buscar peleas".