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Neymar, en defensa de la grandeza individual

Entre los que regatean, se burlan, posan y presumen; en esta zona juega Neymar. Su personalidad molesta a los rivales y provoca a otros a llevar su nombre en la espalda. ¿Le alcanzarán 222 millones de euros al Barça para reemplazar al brasileño?
Foto: FC Barcelona

Dos goles, un penal provocado y una asistencia, la del milagro. Uno de los partidos más memorables de la Champions League y del propio Barcelona no puede ser contado sin Neymar. "Es el mejor que he jugado en mi vida. Por la historia, por los goles, por el nivel del equipo. Estoy en un momento muy bueno y muy feliz". La afición y la prensa estuvieron de acuerdo, el joven de 25 años levantó la mano para la sucesión, demostró la bravía y el talento necesarios para cargar con la responsabilidad del pasado.

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Nadie se guardó las reverencias, su nombre se escribió en mayúsculas. Barcelona le dio la vuelta al Paris Saint-Germain en una noche comandada por el brasileño, pero la imagen que dio la vuelta al mundo tuvo a Messi de rey. La pose de celebración, las cámaras a sus pies, el Camp Nou a sus espaldas. Al día siguiente: "Neymar se vistió de Messi", se leía en un titular, como un par de veces había ocurrido.

En los deportes colectivos, la gloria debe ser siempre compartida, medir el ego es obligatorio para evitar la crítica, de lo contrario, la piel gruesa es necesaria para resistir. Los que hacen una jugada de más, los que prefieren disparar de lejos cuando tienen a un compañero en mejor posición, los que celebran solos no tienen un lugar en donde la humildad es exigencia. Los rebeldes son ídolos de otros tantos que defienden el desafío y la grandeza individual, en esa zona juega Neymar; entre los que regatean, se burlan, posan y presumen. Su personalidad molesta a los rivales y provoca a otros a llevar su nombre en la espalda, a los miles que defendían su irreverencia mientras vestía sus colores.

Su destino apunta a la fortaleza del rival de aquella noche que en retrospectiva fue definitiva. El amor no surgió entonces, a Neymar ya lo habían buscado de París y el Barcelona había logrado retenerlo hasta el 2021 con una cláusula que parecía impagable… excepto para la fortuna petrolera de Nasser Ghanem Al-Khelaifi: 222 millones de euros, eso le costará liberar al brasileño en una disputa que ha superado a la del balón en la cancha y promete un largo episodio que podría llegar a instancias legales, con todo y el compromiso de La Liga en defensa de uno de sus clubes, no cualquiera de ellos. Uno que ha sufrido hasta la cárcel por su fichaje.

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Aquella noche de ensueño en la que el Barça logró lo imposible ante el PSG. Foto: FC Barcelona

El verano le pertenece, fue protagonista en la gira del Barcelona por Estados Unidos, justo como le gusta serlo, pero esto no se ha tratado solo de futbol. Su salida del club comenzó a calentarse como cualquier otro rumor del mercado de fichajes, los medios decían, los aficionados reían, el club se dijo tranquilo y la vorágine empezó. Neymar jugó en el terreno moderno de las negociaciones, las redes sociales, publicó una foto en Instagram, el gesto era pensativo, los emojis al pie de la imagen también; la interpretación estaba en el aire. Sabe cómo funciona. Piqué tardó solo un par de días en responder con el ahora famoso "se queda". La afición lo celebró como si se tratara de un comunicado oficial porque así ocurre ahora; "señor presidente", llamaron al defensa español.

Cuando el clima se tensó y el trabajo de convencimiento se debilitó, Piqué salió a rectificar que su mensaje no era más que un deseo. Hoy es la burla porque ninguno, ni Messi, ni Suárez, con quienes dicen tiene una gran amistad, pudo convencerlo de permanecer. Neymar es calificado por algunos aficionados como "pesetero", pocos lloran su partida porque parece que lo importante ahora es sacar el pecho ante las risas nada discretas de los rivales y enderezar el camino.

Barcelona ha ganado un partido, exhibió las carencias defensivas del París Saint-Germain y la falta de personalidad que los derrumbó en el momento apremiante; pero el club francés ha debilitado a la entidad y los ha mostrado vulnerables. En 15 días arranca la Liga, los culés recibirán una enorme cantidad a cambio y podrán utilizarla como gusten, pero las opciones en el mercado se han encarecido o cerrado. No intentan reemplazar a cualquier hombre, perdieron a la MSN que les entregó 364 goles, una Champions League, un Mundial de Clubes, una Supercopa de Europa, dos Ligas de España, tres Copas del Rey y una Supercopa de España.

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Aquella no fue la primera vez que Neymar se echó a un equipo sobre los hombros. Lo hizo con Santos, en 2011, cuando conquistaron la Copa Libertadores, lo repitió como seleccionado hasta enfrentarse y derrotar a España en la Copa Confederaciones del 2013, lideró a Brasil en el Mundial hasta antes de la lesión que lo marginó del partido de la vergüenza, fue el goleador de su equipo en la obtención de la medalla de oro en Río. Fue celebrado entonces como ahora ha sido apuntado para ganar el Balón de Oro 2017, al que ya fue aspirante, pero solo eso.

Tiene 25 años y lo acusan de haber desechado una historia de amor que a los ojos de los románticos habría sido perfecta con un poco de paciencia; Messi y Suárez tienen 30, la promesa de grandeza individual estaba supeditada a su retiro.

En Francia, Neymar llega a comandar. La celebración de su fichaje será en la Torre Eiffel, en donde alguna vez recibieron a Zlatan; será más fastuoso, anticipan. El club sabe bien lo que adquiere y confía en el pronto retorno de la inversión. Hace un mes, Forbes ubicó al brasileño en la cima del ranking de los jóvenes deportistas más ricos del mundo, con ingresos de 32.5 millones de euros por temporada, resultado de su salario y los patrocinios. La personalidad de Neymar, esa que hoy es atacada, le permite vender lo que sea desde su cuenta de Instagram: un par de botines Nike diseñados a su gusto, un par de audífonos Beats con los colores de Brasil y un reloj Gaga Milano con incrustaciones de diamantes, todo en una sola imagen que vale millones por su alcance.

Ney declaró en mayo que no tenía prisa por ganar el Balón de Oro, ahora no estará más del lado de Messi, se verán frente a frente. "Sé valiente, el mundo pertenece a los valientes. Las decisiones son de los valientes", fue el mensaje de Dani Alves para Neymar hace unos días. Esa valentía implica dejar atrás al que es calificado como el mejor ataque, escribir la la gloria en un equipo que ha buscado trascendencia y se ha topado con la necesidad de un jugador determinante, el puesto está libre y llenarlo con Neymar le costará 573 mil euros semanales al París Saint-Germain.