FYI.

This story is over 5 years old.

NFL

El caso de Ezekiel Elliott es un desmadre

La complejidad inherente a los casos de violencia doméstica quedó exhibida en los cuartos de redacción de la NFL. No son buenas noticias.
Jayne Kamin-Oncea-USA TODAY Sports

La semana pasada, la NFL concluyó oficialmente su investigación respecto a las acusaciones de violencia doméstica presentadas el año pasado en contra del corredor de los Cowboys de Dallas, Ezekiel Elliott, y encontró "evidencia substancial y persuasiva" de que el jugador había "ejercido violencia física contra" su exnovia Tiffany Thompson. El comisionado Roger Goodell suspendió a Elliott seis partidos, y ésta apeló la decisión oficialmente el día de ayer. Desde entonces, todo se ha salido de control.

Publicidad

La situación de Elliott —convertido en superestrella después de su primer año como profesional jugando para una de las franquicias más históricas de la liga— atrajo fervientemente la atención de medios deportivos y públicos aún incapaces de resolver los matices de este tipo de casos. Si añadimos la importancia de su desempeño en el terreno de juego y la visión reducida de muchos cuando se trata de futbol americano, la conversación cambia rápidamente de una acción disciplinaria a una búsqueda por la justificación.

En primer lugar, la NFL es parcialmente responsable, por supuesto, de haberse involucrado solita en esta situación. Después de las críticas recibidas por la forma en que resolvió el incidente de Ray Rice en 2014, Goodell parece querer compensar o, al menos, parece querer satisfacer preventivamente a sus detractores mostrando un puño de acero contra la violencia doméstica. Desde luego, la decisión es algo bueno en general, pero cuando suspendes a un jugador estrella durante casi el 40 por ciento de la temporada, la gente querrá saber el porqué e intentarán minar la decisión si no están satisfechos con la explicación.

El veredicto de la NFL en el caso Elliott le abrió la puerta al tipo de críticas que intentaba evitar, ya que aquellos en buena fe con el corredor comienzan a poner en jaque la credibilidad de Thompson. Cuando la oficina de fiscales de Columbus declinó presentar cargos en septiembre pasado, se le dio carpetazo al caso, el cual incluía una declaración jurada de una de las amigas de Thompson. Su amiga dijo que la noche que Thompson reportó el incidente a la policía, Thompson se involucró en un altercado físico con una mujer en un bar y después le pidió a ésta que mintiera a la policía para que dijera que Elliott la había sacado de su auto y golpeado. Recientemente, Yahoo obtuvo una copia del informe de la NFL de 160 páginas sobre el caso, y ayer publicó una transcripción de los mensajes de texto entre Thompson y su amiga donde hablan de la posibilidad de chantajear a Elliott con videos sexuales. También hay informes de que Thompson amenazó con arruinar su carrera.

Publicidad

Todo esto sucedió ante un público que está más preocupado por el arranque de la temporada de futbol americano que por el tema de la violencia doméstica y la justicia. Por medio de su torpe manera para lidiar con el escándalo, la NFL habría validado, sin darse cuenta, las excusas retrógradas y lastimosas de la violencia doméstica —por ejemplo, que las mujeres buscan el dinero de los hombres o que son vengativas— en lugar de proteger a las víctimas y fomentar un comportamiento ideal para todos en la liga.

Darle seguimiento a los casos de violencia doméstica en los Estados Unidos, y tal vez en otras partes del mundo, puede ser un proceso tedioso por una gran número de razones. Por lo general, los únicos testigos son la víctima y su victimario. Las víctimas pueden sentirse amedrentadas porque creen tener las de perder; algunas no denuncian el abuso o cambian de parecer durante la investigación y dejan de cooperar.

Desafortunadamente, una vez que los fiscales de Columbus decidieron declinar las acusaciones, el único lugar por explorar para este caso fue la NFL y, por lo tanto, la corte de la opinión pública, donde los estándares no existen. Así es como tenemos artículos donde se busca alterar la credibilidad de Thompson, y así también es como la NFL y la NFLPA se pelean ante los ojos de millones:

Lo que tenemos es a la NFL y la NFLPA intentando echarse la bolita para salir bien librados de todo esto. Actualmente, nadie involucrado en este caso está facultado para tomar la batuta de la investigación o llevar a cabo una defensa de los cargos de violencia doméstica. Desafortunadamente son la última opción.

Una vez más, la violencia doméstica queda en un segundo plano, pues al mundo sólo le importa la fecha en que Ezekiel Elliott regrese a jugar.