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LeBron James no se aburre nunca

No dejes que el nuevo bigote ridículo te engañe. LeBron está jugando más fuerte y con la misma violencia de siempre, así que poco le importa que sea diciembre.
Photo by Jeremy Brevard-USA TODAY Sports​

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Sería totalmente razonable que LeBron James estuviera aburrido. Con 30 años, ha acumulado suficientes minutos y galardones para hacer de su carrera una de las mejores en la historia de baloncesto. Cuando has llegado a la cima de la montaña tantas veces como LeBron lo ha hecho, un juego de lunes por la noche en Detroit se siente como, bueno, un juego de lunes por la noche en Detroit. ¿Qué son los dos primeros meses de la temporada para un hombre que ha disputado cinco finales de la NBA?

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El más reciente emblema del distanciamiento, de su desapego de un estilo de vida ridículo, normal para todo jugador de la NBA, está justo en su cara. LeBron alcanzó un desquiciado territorio en noviembre al estilizar su bigote de diferentes maneras —primero a la Danny Glover, después como cantinero que viste polainas—. El dueño de cuatro trofeos de MVP, dos campeonatos, y un excelente paso en las estadísticas con lo mejor de la década aún por jugar, James está listo para explorar varias facetas estéticas. Básicamente es el David Bowie de los 80, pero con más fuerza en la parte superior de su cuerpo y sin problemas por abuso de sustancias prohibidas.

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Sí, es sólo cuestión de tiempo antes de que LeBron se hunda más en el mundo de lo extraño. Pronto comenzará con su identidad industrial, vistiendo ropa extraña y apretada de cuero a la duela con pequeños símbolos oscuros grabados en su cabello —de esos que parecen logos corporativos de un universo alterno donde todo es más siniestro—. Por supuesto, también cabe la posibilidad que su barba crezca como la de Harden cuando le agarre gusto al stoner metal, y sus pantalones de franela holgados sean la causa de un olor a humedad en los vestidores de los Cavs. Y por favor, no le mencionen a LeBron la comida en vinagre.

LeBron James' mustache is officially out of control — GQ Magazine (@GQMagazine)November 29, 2015

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La nueva curvatura del vello facial de James, muy parecido al experimento de jugar con o sin su banda en la cabeza la temporada pasada, es una ventana hacia el alma del atleta estadounidense más patrocinado desde Michael Jordan. A diferencia de Jordan, James ha crecido ante nuestros ojos bajo el estricto enfoque de las redes sociales; la cantidad de privacidad que Su Majestad disfrutó jamás ha sido viable para James. Sin la opción de comportarse como su predecesor —un impenitente hijo de la chingada que apostaba y bebía a espaldas del sofocante brillo corporativo de McDonald's, Nike, y la grandeza de la NBA— James siempre ha sido un poco más humano que Jordan. A pesar de ser el mejor del mundo en lo que hace, ha habido una larga duda palpable, y una humanidad inconsistente e imperfecta en la forma en que LeBron se presente a sí mismo como persona e, inevitablemente, como marca.

Por ende, hay algo tierno en su bigote, algo inspirador en aquella "manito de gato". En medio del histórico arranque de 20-0 de los Golden State Warriors, James ha sido en menor medida el centro de atención para las masas desde que inició su carrera en el baloncesto. Los logros de Steph Curry y compañía son para James un vistazo de un nivel de excelencia y atemporalidad que tal vez jamás pueda igualar. Por primera vez en su vida en la NBA, LeBron está siendo apabullado por sus contemporáneos, y mientras que tampoco se trata de un triste desastre como el de Kobe Bryant donde James muestra señales de mortalidad, es sin duda un curioso período en la carrera del Rey.

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No lo hagan meter la reversa. Foto por Jeremy Brevard-USA TODAY Sports

El regodeo dirigido a James ha sido su propia industria fértil en gran parte de este siglo, y su nuevo bigote, por el tiempo que dure, creará suficiente combustible en forma de odio para las incesantes chimeneas de la crítica. "Mira a ese idiota tratando de ser cool", escribirá gran parte del público deportivo con faltas de ortografía en la sección de comentarios. No hay nada qué contemplar; es sólo un ocurrente bigote en la cara del hombre odiado, algo nuevo de qué reírse y señalar.

La esperanza para los fans de la NBA que aman la competición es que alguien, quien sea, pueda desafiar a los Warriors esta temporada. Los San Antonio Spurs y Oklahoma City Thunder son las amenazas más reales para el dominio de Golden State en el Oeste. LeBron y los Cleveland Cavaliers son los únicos competidores serios del otro lado del Río Mississippi, y el hombre con el bigote chistoso lo sabe. Ha intentado motivar a sus compañeros recientemente. Quiere que su equipo sea más agresivo en general y a tiempo para su cita en Navidad con Golden State, una fecha donde es muy probable que Steph y compañía sigan invictos.

Mientras se dice que los papás fueron los hipsters originales, James se convierte cada vez más en el patriarca líder de la NBA por sus looks cada vez más cercanos a Bushwick. Como reacción al poderío de los Warriors de este año, la reprimenda de LeBron para su equipo sólo han incrementado. LeBron organizó una junta para sólo jugadores después de su reciente derrota ante los Toronto Raptors, para hablar de la constancia de los Cavs a pesar de su entonces récord de 11-4, conformado sin participación alguna de dos titulares lesionados, Kyrie Irving e Iman Shumpert.

Su estilo y su temperamento en la duela se han aplicado considerablemente. James ha sido una tormenta de convicción, al gritarle a sus compañeros por estar fuera de sus posiciones y moverse con más violencia de la requerida en un partido de diciembre. Tan sólo denle un vistazo a su increíble asistencia, para la cual la descripción "como laser" parece un tanto sutil.

Es lógico para los fans preguntarse si James debería estar jugando tan entregado desde el principio cuando su espalda ha sido una dolencia de una forma increíblemente humana desde su regreso a Cleveland. Para el resto de nosotros, su incesante batalla creada por su bigote se encamina hacia una colisión en vacaciones ante los brillantes Warriors. El rostro de juego de LeBron es un poco más difuso con un toque bobo del que estábamos acostumbrados, pero es más que seguro que se encuentra donde debe estar.