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una judoca peligrosa

Así fue como Honor Blackman llevó la autodefensa femenina a la televisión

Fue la primera estrella de acción femenina y una temprana estrella del judo. Medio siglo después, el legado de Honor Blackman sigue tan vigente como ayer.

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Medio siglo después de poner un pie en un dojo por primera vez, Honor Blackman sigue recordando el hedor a humanidad con que se topó en la primera clase de judo de su vida.

"Fue en Panto Street. Joe y Doug Robinson fueron mis instructores y me habían dicho que la clase se celebraría en el sótano", declaró la entonces actriz de 85 años, durante una discusión sobre la seminal influencia de la serie de televisión que la catapultó a la fama.

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La serie fue Los Vengadores y aquella charla tuvo lugar a finales de 2010.

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"Llegué hasta las instalaciones del dojo y empecé a bajar las escaleras… ¡Menudo olor! Todo el mundo estaba sudando allí abajo. Cuando llegué todas las colchonetas estaban humedecidas por el sudor. Todos estaban golpeándose y haciendo volteretas como locos. Y yo pensé de manera conmovedora que lo mismo los Robinson me iban a dar una clase particular. ¡Ni por asomo! Me tuve que meter ahí con todos los tipos. Me tuve que espabilar deprisa. Ninguno de ellos había practicado nunca antes con una mujer, así que no tampoco disponía siquiera de un vestuario donde cambiarme.

"Había una cortinilla desharrapada en una esquina y me dijeron: "Te puedes cambiar allí". Así que nada, me metí allí detrás y me encontré con una hilera de suspensorios andrajosos colgados con pinzas. Entonces me dije: "Bueno, me lo voy a pasar bien".

Blackman era de todo menos una chica tímida antes de incorporarse al elenco de Los Vengadores en 1962. De niña, se hizo popular por su "demoledor gancho de derecha". "Cuando tenía 10 o 11 años dejé fuera de combate a dos chicos que abusaban de mi hermano", declaró al rotativo británico The Telegraph en 2012. "No soporto a los abusadores. Mi madre estaba horrorizada, pero había que darles una lección". Poco después de cumplir los 20 años fue aplastada por un caballo mientras filmaba su primera película, un papel sin diálogos en el largometraje Fame is the Spur (1947). Podría haber muerto, pero lo cierto es que no se perdió ni una sola escena.

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Así que cuando se presentó al casting para interpretar a la icónica espía británica y le preguntaron sobre su experiencia en las artes marciales, Blackman se quedó impávida. "El productor, Leonard White le comentó 'si interpretas al personaje tendrás que estudiar judo. ¿Sabes algo de judo?'", recordaba la actriz durante la charla. 'No. Nada. Me tendrás que dar clases'", respondió.

Después de filmar varios episodios desprovistos de combates junto a su flamante compañero, John Steed, fue la misma Blackman la que sugirió que había llegado el momento de poner en práctica las presuntas clases de judo a las que se suponía que estaba atendiendo. Para entonces, Blackman ya daba vida a la legendaria doctora Cathy Gale, una antropóloga autosuficiente, comisaria de museos, filántropa y experta en artes marciales.

"En uno de los primeros episodios el guión leía: 'Cathy agarra su bolso en busca de su pistola'. Y, vaya, cualquier mujer sabe, y es posible que cualquier hombre también, que cuando buscamos algo en el bolso nos demoramos unos 10 minutos en encontrarlo. O sea, que hubiera estado más muerta que un dodo", escribió para el también británico The Express en 2010. Así que les dije: '¿Por qué no hacemos una de esas llaves de judo? Porque jamás desenfundaré la pistola a tiempo'. Sucedió que otro de los actores que estaba en el set de rodaje había estudiado judo. Y me enseñó una llave muy sencilla. La hice con tanto aplomo, que se convertiría en una llave recurrente durante toda la serie".

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48 años después, Blackman parecía dispuesta a admitir que su intento había sido un poco demasiado entusiasta. "Cuando echo la vista atrás, me parece que tendría que haber estado loca porque yo no tenía experiencia alguna en artes marciales, y ponerte a practicar judo sobre una superficie de cemento, como hacíamos en el set de rodaje, es harto peligroso. Mi espalda todavía se acuerda. Algo así jamás se permitiría hoy en día".

Es improbable que el nivel de trabajo al que se enfrentaba Blackman tras sus clases fuera consentido a día de hoy. Ella siempre ha dicho que nunca ha trabajado tan duro como durante sus dos temporadas en Los Vengadores. La serie ya tenía un plan de rodaje muy apretado (las escenas de lucha se filmaban habitualmente la noche antes de que el episodio fuera emitido). Así que si se le sumaban las clases de judo y las coreografías de las escenas peligrosas, hay que deducir que la actriz no tenía vida alguna.

"Nadie nos doblaba ni se nos permitía filmar más de una toma", escribe la actriz en la sección Avengers de su página web. "Cuando echo la vista atrás, no me explico cómo lo hicimos. Tenía un montón de clases de judo, de batallas coreografiadas… A veces me pasaban tres o cuatro horas probando y ajustando el vestuario. Y luego estaba lo de responder las cartas de los fans —fueron dos años infernales, pero no me los hubiera perdido por nada en el mundo".

Si bien Blackman abandonó a Cathy Gale después de dos temporadas y cedió su reino y al bueno de Steed a la karateca Emma Peel, interpretada por Diana Rigg, lo que nunca abandonó fueron sus clases de judo con los Robinson. Y no tardaría en poder seguir mostrando sus avances en su siguiente y más recordado personaje: la Pussy Galore de uno de los mayores taquillazos de la serie James Bond, Goldfinger.

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Allí ni siquiera tuvo que despeinarse para darle un buen meneo a Sean Connery, el chico Bond de la época, antes de rodar por la paja en una tórrida escena junoto al sex symbol británico. Sus entrenadores de judo, los hermanos Robinson, también fueron contratados para la película, y arrancarían entonces una legendaria colaboración como especialistas para varios títulos futuros de la saga.

Después de la dura dedicación que le exigieron Los Vengadores, Blackman estuvo encantada con las exigencias de ser una chica Bond. "La escena de judo era pan comido después de todas las escenas sobre suelos de cemento que había filmado en el estudio de Los Vengadores", señala en su web. "Por otro lado, nunca me quejé de terminar rodando por la paja junto a Sean Connery".

El año posterior al estreno de Goldfinger, los Robinson y Blackman, que acababa de conseguir su cinturón marrón, colaboraron en otro proyecto: El libro de autodefensa de Honor Blackman, una recopilación de técnicas inspiradas en el judo y el karate que se demostraban gracias a una serie de fotografías y a las explicaciones redactadas por el trío. La idea era publicar un libro pionero en su género que consagrara a Blackman como la principal heroína de acción en Gran Bretaña. Claro que terminó convirtiéndose en un fenómeno y en un referente sin precedentes de la autodefensa para mujeres principiantes.

Sucedió que todas las jóvenes que habían idealizado a Cathy Gale no se habían encontrado jamás con nadie que fuera remotamente parecida a ellas mismas; y menos aún con nadie tan capaz de manejarse delante de las pantallas —y lo que es más importante, con una celebridad que escribiera un libro para ellas. Aquella publicación fue todo un hito. Hasta trascendió que Bruce Lee tenía un ejemplar de la obra en su biblioteca dedicada a las artes marciales.

La popularidad del libro mereció que fuera publicado en Estados Unidos al año siguiente y que la revista Life le dedicara un artículo en su edición del 20 de mayo de 1966. "Blackman alienta las más jóvenes para que acudan al judo como una medida preventiva", leía el artículo, antes de salpicar sus páginas con una buena dosis del sexismo que gobernaba la época. "Si un hombre decidiera atacar a alguien… estaría loco de atar si lo intentara conmigo", comentaba la actriz. "Así que nunca me he visto obligada a utilizar el judo en la vida real, a pesar de que es todo un desahogo saber que podría. Pese a todo, es ideal para tu figura, muy buenos para los nervios y totalmente práctico en previsión de cualquier situación inesperada".

Honor Blackman tiene hoy 91 años y está orgullosa de haber sido la pionera que abrió la veda de los roles femeninos en las series y las películas de acción. Y no solo allí, también fue una pionera en practicar sobre tatamis empapados de sudor, y una de las culpables de que las mujeres no tengan que cambiarse hoy detrás de una hilera de suspensorios que apestan a animal en cautiverio. Así que el día que un periodista estadounidense le preguntó a la pionera quienes habían sido sus modelos cuando empezó, ella, ni corta ni perezosa respondió: "¿Qué pregunta es esa? El modelo a seguir era yo".