A veces, puede ocurrir lo imposible—si eres talentoso y muy, muy afortunado. Eso fue lo que le pasó al 19añero Oliver Heldens, que escribió una melodía en su coche mientras regresaba de unas vacaciones en Francia. Decidió asumir el riesgo y mandarle su track a Tiësto. En 15 minutos obtuvo una respuesta por parte del DJ superestrella. "Me invitó a pasar el rato en la habitación de su hotel en el Amsterdam Dance Event", Helden lo recuerda con rastros de asombro en su voz.
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Ese track terminó siendo un éxito aplastante, estrenándose en el número uno de las listas de popularidad de dance y sencillos de Reino Unido luego de ser lanzada por segunda ocasión con las vocales de la cantante inglesa Becky Hill. Adelantamos la cinta un par de meses, y Heldens se encuentra viviendo el sueño. Mientras la mayoría de los chicos de su edad se encuentran aplastando latas de cerveza con sus cabezas navegando a través de los primeros años de universidad, Heldens lleva consigo su propia marca de house gangoso hacia los principales escenarios del mundo.
Pero su súbito éxito tiene sus propias desventajas. "A veces, siento que me quedo fuera", dice Heldens. "Comencé a no ser capaz de hacer muchas cosas que mis amigos estaban haciendo debido a los shows". Mientras que sus padres lo apoyan muchísimo, no pueden alejarse el miedo de que esté cambiando una educación universitaria por hacer bailar a la gente. Además, Heldens únicamente ve a sus amigos cuando toca shows locales en Rotterdam.
No obstante, Heldens está listo para sobrellevar las expectativas y presión que conlleva escribir un sencillo número uno antes de llegar a la edad legal para beber (en los EE, al menos). Después de todo, esto era todo lo que soñó cuando tenía 17, producir tracks en su habitación inspirado por héroes locales como Fedde Le Grand and Sander van Doorn. Su salto a la fama ocurrió cuando el poderoso sello discográfico holandés, Spinnin Records, sacó al joven de un grupo de promos y lo firmó como artista exclusivo, apostando por sus habilidades como productor—las cuales fueron consideradas como un tipo de ruptura del molde del sonido big-room que había distinguido al sello.
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Luego vino el aplastante éxito de "Gecko", un track que produjo de forma espontánea en su cabeza, pero terminó ayudándole a graduarse en las ligas mayores. Sin embargo, presionado con estrés del seguimiento de su éxito, el segundo sencillo de Heldens, "Koala", fue recibido con menos emoción. ¿Qué piensa acerca del criticismo hacia el track en la blogósfera?, "Sé que la gente espera mucho de mí, pero al final no siempre pueden saber qué esperar, porque estoy trabajando en muchos estilos musicales", dice. "Lo que pasa con, 'Koala', la continuación de lo que hice con 'Gecko', es que fue escrita antes que 'Gecko' saliera y se convirtiera en un hit".
Tal vez, el nivel de las expectativas que rodeaban a la carrera de Heldens surgen del hecho de que su país natal ha producido más DJs superestrellas que cualquier otra parte del planeta tierra. Sus bailes de secundaria estuvieron en otro nivel por completo—"Cuando tenía 12 años de edad, Hardwell era el telonero de Fedde Le Grand y Chuckie en una de mis fiestas de la escuela", recuerda. "Puedo recordar que un profesor se puso muy ebrio y perdió su zapato". La gente le lanzó cerveza. Lo chistoso, es que al siguiente día en la escuela alguien le devolvió el zapato y él lo conservó como un recuerdo en su escritorio".
Después de traer consigo su única mezcla de deep house y big-room al Main Stage de Electric Zoo hace un par de semanas, Heldens se está armando para su primera gira a través de los EEUU. Si tienes cualquier duda de que lo grande es su futuro, sólo mira el nombre de su aplastante hit, que no se refiere a la lagartija verde de Geico, como pudieras pensar. Es de hecho una alusión a la palabra holandesa para "loco". Muy acorde, la vida de Oliver Heldens se mueve rápidamente—con locura—pero él no mira hacia atrás en ningún momento. A menos que sea para mezclar en el baile de su antigua escuela, claro.
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Pero su súbito éxito tiene sus propias desventajas. "A veces, siento que me quedo fuera", dice Heldens. "Comencé a no ser capaz de hacer muchas cosas que mis amigos estaban haciendo debido a los shows". Mientras que sus padres lo apoyan muchísimo, no pueden alejarse el miedo de que esté cambiando una educación universitaria por hacer bailar a la gente. Además, Heldens únicamente ve a sus amigos cuando toca shows locales en Rotterdam.No obstante, Heldens está listo para sobrellevar las expectativas y presión que conlleva escribir un sencillo número uno antes de llegar a la edad legal para beber (en los EE, al menos). Después de todo, esto era todo lo que soñó cuando tenía 17, producir tracks en su habitación inspirado por héroes locales como Fedde Le Grand and Sander van Doorn. Su salto a la fama ocurrió cuando el poderoso sello discográfico holandés, Spinnin Records, sacó al joven de un grupo de promos y lo firmó como artista exclusivo, apostando por sus habilidades como productor—las cuales fueron consideradas como un tipo de ruptura del molde del sonido big-room que había distinguido al sello.Luego vino el aplastante éxito de "Gecko", un track que produjo de forma espontánea en su cabeza, pero terminó ayudándole a graduarse en las ligas mayores. Sin embargo, presionado con estrés del seguimiento de su éxito, el segundo sencillo de Heldens, "Koala", fue recibido con menos emoción. ¿Qué piensa acerca del criticismo hacia el track en la blogósfera?, "Sé que la gente espera mucho de mí, pero al final no siempre pueden saber qué esperar, porque estoy trabajando en muchos estilos musicales", dice. "Lo que pasa con, 'Koala', la continuación de lo que hice con 'Gecko', es que fue escrita antes que 'Gecko' saliera y se convirtiera en un hit".Tal vez, el nivel de las expectativas que rodeaban a la carrera de Heldens surgen del hecho de que su país natal ha producido más DJs superestrellas que cualquier otra parte del planeta tierra. Sus bailes de secundaria estuvieron en otro nivel por completo—"Cuando tenía 12 años de edad, Hardwell era el telonero de Fedde Le Grand y Chuckie en una de mis fiestas de la escuela", recuerda. "Puedo recordar que un profesor se puso muy ebrio y perdió su zapato". La gente le lanzó cerveza. Lo chistoso, es que al siguiente día en la escuela alguien le devolvió el zapato y él lo conservó como un recuerdo en su escritorio".