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Puro Vicio

Adictos al Comunio (III): eres un enfermo y te contamos el porqué

Jugarse dinero real, pagarle una cena a un amigo a cambio de un jugador, robarle una estrella de forma rastrera... son varios de los motivos por los que tú y tus colegas estáis viciadísimos a los simuladores online.
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Dos jornadas y tiro porque me toca, a por la tercera. Tu cuenta en Comunio está que echa humo y no paras de refrescar la página para ver si ya han puesto los puntos de la última jornada, ya que no te irás a la cama hasta saber cuánto dinero te vas a llevar esta jornada.

Porque claro, te levantas y lo primero que haces es mirar quién ha salido al mercado. Tus compañeros de liga son depredadores, o así les ves, y están siempre al acecho para robarte al próximo crack o birlarte la ganga de la jornada. Vaya, creo que estás viciado y que no estás solo.

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Más fútbol: Lo que deberías saber para ganar a tus colegas en el Comunio

El éxito de los simuladores de fútbol online tiene mucho que ver con el día a día, con la máquina incansable que el deporte y en especial el fútbol representa en un país como España. "Son juegos que tienen un componente social y competitivo muy fuerte, y la parte de realismo futbolístico también ayuda a la inmersión en las inercias emocionales", explica Carlos González Tardón, doctor en Psicología y fundador de People & Videogames.

El mercado de fichajes en Comunio, lo primero que miran muchos usuarios al levantarse. Imagen via Comunio.es

¿Te levantas cada mañana y lo primero que haces es revisar el mercado? ¿Cuando te roban un jugador o se te lesiona tu estrella te enfadas? ¿Te juegas pasta de verdad cada jornada? Pues cuidado, porque son tres de las pautas que sigue un jugador compulsivo según la Asociación Americana de Psiquiatría (APA). Con cumplir cinco de los diez puntos ya estás bastante jodido, y seguro que conoces a un colega en tu liga que va camino de perderse.

"Bah, estás exagerando", pensarás. Mi respuesta es que mires a tu alrededor y que te fijes bien en los trapicheos de tus amigos. Aquí van algunos ejemplos de tipos que han hecho lo que fuera para no dejarse puntos en otra jornada cualquiera.

"Tenía una posición vacía antes de comenzar la jornada y no quería comerme ese -4, así que invité a un colega a una hamburguesa —y no la típica del McDonald's, sino una de esas gourmet— para que me dejase un jugador de mierda", comenta Juan, que lo primero que hace cada mañana es mirar el mercado de las tres ligas en las que está metido.

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"En mi comunidad he visto gente que es para escupirle en la cara", explica Raúl, que reconoce que se enfada bastante cuando le quitan a uno de sus objetivos en el mercado de fichajes. "Siempre está el típico que llama a otro y le pregunta si irá a por ese jugador, se entera de las intenciones del otro y puja fuerte para quitarle el tío". Ratas las hay en todos los sitios, y también en Comunio.

Hay caraduras que encima ni se esconden. "En mi comunidad, el otro día, un tipo intentó comprar a Léo Baptistão a un compañero y tras el partido ante el Sevilla le preguntó qué tal había jugado y si se había lesionado o algo. El vendedor le comentó que había jugado muy bien y que no había lesión y nada", comenta Jordi. El intercambio se llevó a cabo y el vendedor le envió un mensaje de voz a otro de los colegas de la liga: "Acabo de timar a este, le he colocado a Baptistão".

Por supuesto, a la mañana siguiente se lió un buen pitote cuando el comprador se enteró de que le habían enchufado a un lesionado y que, encima, el colega que se lo vendió lo sabía porque estaba viendo el partido en directo. El administrador tuvo que intervenir para poner paz y cancelar la venta 'fraudulenta'.

Ay, el administrador, otra figura controvertida. Para empezar, todo el mundo sospecha que durante la temporada se va inyectando dinero —aunque no es posible ocultarlo, si es sencillo esconderlo en una maraña de notificaciones— y, en algunos casos, son los tipos más enfermos de la comunidad entera.

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"Cuando entré en la universidad los compañeros de clase me metieron en Comunio, yo no había jugado y no tenía ni puta idea. El administrador iba de que sabía mucho, así que le pedí cuatro consejos y ayuda para fichar. Había salido Messi y le pedí que me enseñara como hacer una puja", recuerda Eric. Pusieron 19 millones y a la mañana siguiente, en la comunidad aparecía la notificación del fichaje:

Lionel Messi cambia por 19 000 001 euros a 'Administrador'. ¡Qué cabronazo!

Cuando el administrador te roba a Messi… Foto de Jon Nazca, Reuters

"El tío hizo ver que me ayudaba para saber mi puja y solo puso un euro más. ¡UN EURO!", se lamenta Eric, que poco después abandonó su equipo a la deriva y se convirtió en el típico fantasma que tiene algún jugador deseado por el resto pero que ni siquiera entraría a su cuenta para vendértelo —aunque quizás si le invitas a una copa se lo piensa, ya sabes—.

"A mi me generaba ansiedad, saber que llegaba el fin de semana y estaba en números rojos y tenía que completar la alineación. No me aportaba ninguna alegría y además era rematadamente malo", sentencia Eric. Tener problemas no es lo más habitual, pero los expertos advierten de que hay que controlar muy bien la exposición a los juegos de este tipo y que enfadarse o estar demasiado pendiente son síntomas a tener en cuenta.

"Hay gente que con la presión competitiva puede perder pie y empezar a obsesionarse con sus equipos y competiciones… normalmente están inmersos en varias ligas, ese es el gran riesgo de Comunio. El mantenimiento y actualización de información tiene un coste de tiempo y atención si lo quieres hacer bien. Como cualquier actividad absorbente puede llevar a problemas", apunta el doctor González Tardón.

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"Tuvimos a un menor que estaba todo el día mirando los diarios deportivos para saber lo último de todos los equipos, controlaba a todos los jugadores de la liga española", comenta este psicólogo especializado en el uso de videojuegos. "Sus padres no sabían como desengancharle". Vamos, que existen casos de personas adictas a las ligas de fantasía y simuladores online.

¿Cómo comprobarlo? Pues muy sencillo, estate tres días sin tocar el juego y si no pasa nada entonces sabrás que puedes controlar sus efectos. "Hay que jugar para pasarlo bien, si no es así y el juego invade otros aspectos de tu vida debes bajar el ritmo", recomienda el psicólogo. "Es una actividad de ocio y por lo tanto tiene que ocupar solo una parte del tiempo libre. Si tienes tres horas libres y las pasas jugando tienes un problema".

Introducir elementos externos al juego —como tramar contra uno de los jugadores, jugarse dinero o hacer trampas—, es otro indicativo de que se está abusando del juego. Aunque no esté reconocida como tal, la adicción a los juegos de Internet —más allá de las apuestas y los juegos de azar— es algo que existe.

Igual que nos pasamos medio día mirando la pantalla de los smartphones o nos tiramos de cinco a siete horas diarias mirando la televisión, estar controlando todo el día a los jugadores y a los rivales en el Comunio es de enfermos. Te costará reconocerlo, pero probablemente tu también lo estás.

Sigue al autor en Twitter: @GuilleAlvarez41