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Eliminatorias Rusia 2018

Honduras no debería ser el principio ni el fin de la reconciliación tricolor

"El Tri" tuvo una aburrida actuación frente a El Salvador, pero a final de cuentas sacó el resultado. Ante Honduras llegará más relajado y lo mínimo que debería poder hacer es ganar en casa.
Foto: Troy Taormina-USA TODAY Sports

El destino parece querer reconciliar a los aficionados mexicanos con su selección nacional de futbol. Los factores para hacerlo están servidos sobre la mesa. El encuentro de esta noche se jugará en el Azteca, el conjunto de Osorio tiene el pase asegurado al hexagonal, se mantienen invictos y, además —para abusar del oxidado patriotismo que suele surgir cada vez que la selección mexicana de futbol se presenta en el Coloso de Santa Úrsula—, nos encontramos en el mes patrio.

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En pocas palabras, podría ser una fiesta de aquellas…siempre y cuando el recuerdo de la humillación no nos asalte en medio del brindis.

Si bien "El Tri" fue a El Salvador, se llevó los tres puntos de una cancha complicadísima —bueno, es lo que se solía decir— después de haber permanecido abajo por un gol en el primer tiempo, el conjunto azteca lució soso, aburrido, frito. Tampoco es que seamos ajenos a este tipo de despliegue futbolístico pero, siendo sinceros, esperábamos que le echaran más ganas para al menos disimular el mal sabor de boca que llevamos probando desde hace unos meses.

Leer más: El Salvador recibe sobornos para favorecer el pase de Honduras

Pero como argumentan algunos "expertos" y groupies del grandilocuente proceso de la selección mexicana, lo que importa no es el cómo sino el hecho que se siga sumando puntos para asegurar el pase a la Copa del Mundo, "ya después veremos cómo le hacemos". Sería un hipócrita si dijera que jamás he celebrado un triunfo a medias de alguno de mis equipos deportivos favoritos; un gol es un gol sin importar cómo haya llegado al fondo de la red, y si te da el triunfo qué mejor. Sin embargo, hasta en los triunfos "moleros"—por llamarles de alguna manera— hay niveles.

El conjunto de Juan Carlos Osorio tendrá que hacer muchísimos méritos de aquí hasta el primer partido del Mundial —el magno evento del balompié mundial funciona como una suerte de borrón y cuenta nueva para los seguidores mexicanos—. Lo mínimo que los seleccionados pueden hacer por el momento es ganar todos y cada uno de sus compromisos, sin importar que sean "de a mentis" y ante el rival que sea.

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El partido ante Honduras no debería ser la prueba final, ni el partido de la redención para un equipo que le debe mucho a aquellos aficionados que le siguen hasta el fin del mundo. Lo mejor que puede hacer esta noche en el Azteca es ganar, pero sobre todo demostrar que los engranes de la máquina tricolor encajan y funcionan de buena forma para que en un futuro no muy lejano pueda soportar una carga de trabajo mucho más exigente.

El principal operador de esta maquinaria pesada, Juan Carlos Osorio, deberá dejar sus experimentos de lado y darse cuenta que en cualquier momento las cosas pueden salirse de control. Queremos ver rostros nuevos y verdaderamente comprometidos con la causa; dejemos a las vacas sagradas pastar a gusto en los campos del retiro.

En la rueda de prensa de hace unos días previo al encuentro de hoy, el estratega de "El Tri" comentó, "el mexicano es muy exigente…es nuestra responsabilidad tratar de recuperar la confianza". Tengo mis dudas en cuanto a la exigencia del aficionado a la que Osorio se refiere porque un fanático con carácter jamás habría aceptado tantas decepciones. En fin, lo cierto es que los once futbolistas y el cuerpo técnico serán los únicos responsables de sumar puntos a su favor aunque les toque hacerlo ante un rival, hasta cierto punto, a modo.

Como nota al margen, un día como hoy pero de hace tres años, Honduras logró el famoso "Aztecazo" al derrotar 2-1 al conjunto mexicano. Tal vez sirva de nada mencionarlo antes del compromiso, pero si se llegase a repetir el bochornoso episodio esta noche, Osorio debería cuestionar seriamente su continuación al frente del equipo.