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futbol argentino

Bauza: un DT con pie grande y nariz rota para conducir la selección argentina

Así perfilan al nuevo entrenador de la selección argentina cuatro colegas que se reunieron en el Café El Cairo que "El Patón" solía frecuentar.
Fotos: Romina Ferreyra

Faltan dos minutos para que termine el partido. Edgardo 'Patón' Bauza se prepara para ejecutar un tiro libre inverosímil: está a más de treinta metros del arco de Newell´s. En la barrera hay cuatro defensores que cubren el primer palo de Scoponi. Bauza acomoda la pelota mientras Gerardo 'Tata' Martino se acerca y le dice por lo bajo: "Dale, pateá el tiro libre". La ironía del 8 de Newell´s es una subestimación, una provocación para el defensor de Rosario Central. Hacer un gol desde allí es una misión imposible salvo para aquellos que creen en lo imposible.

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El jugador que solía quedarse luego de los entrenamientos practicando ejecuciones en procura de perfeccionar su propia técnica toma carrera. Le pega con fuerza. El balón se desvía en la barrera y desconcierta al portero. Es gol en la agonía del partido. Es el 2 a 1 que marca el triunfo de Central en su estadio. Es la fecha 32 del Torneo de Primera División 1988/89 en el clásico más pasional de Argentina. Es uno de los tantos encuentros entre dos Directores Técnicos de la Selección albiceleste, uno que se va y otro que llega. Dos rosarinos que marcan estilos de juego en el universo fútbol. Martino de Newell´s y Bauza de Rosario Central. La anécdota es la puerta de ingreso para pensar, diseñar y proyectar el futuro del equipo argentino ante una nueva etapa: el tiempo del Patón, el DT que convenció a Messi de su retorno a la selección.

De izquierda a derecha son: Ariel Cuffaro, Marcelo Britos, Juan Maggiola y Gonzalo Lazzarini. Foto: Romina Ferreyra

Cuando pasaron 48 horas del empate 2 a 2 entre Venezuela y Argentina por las eliminatorias para el Mundial de Rusia, cuando aún resuenan los gritos a viva voz de una marcha multitudinaria en reclamo de mayor seguridad por la ola de crímenes que azota en Rosario, cuando en Twitter aún sigue siendo tendencia la etiqueta #RosarioSangra, en el Bar El Cairo de Santa Fe y Sarmiento, en pleno microcentro de la ciudad que es Cuna de la Bandera Argentina, Ariel Cuffaro Russo, ex futbolista y compañero de la zaga central junto a Edgardo Bauza del Rosario Central campeón de la temporada 86-87 se encuentra con tres especialistas que pretenden develar un escenario futurible para el ciclo de Bauza en la selección argentina sin ánimo de hacer futurología. Ellos son: Juan Maggiola, periodista deportivo que nació el 22 de junio de 1986 a las 16.07 en el mismo instante en que Diego Maradona se transformaba en "La mano de Dios" y convertía el primer gol contra Inglaterra en México '86. Gonzalo Lazzarini, conductor de mil programas de televisión siguiendo la campaña de Rosario Central desde 1993 hasta que el equipo de Arroyito regresó a la primera división en 2013. Marcelo Britos, escritor e hincha hasta los huesos de Central, ganador del certamen "Sor Juana Inés de la Cruz", organizado por el gobierno de México con su novela "A dónde van los caballos cuando mueren". En el mismo bar donde se inspiró el hincha de Rosario Central más famoso del mundo, el escritor Roberto Fontanarrosa, el ex futbolista, el periodista, el escritor y el hincha analizan desde la pasión el camino que ya empezó a recorrer Edgardo Bauza.

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No es el destino ni la suma de eventos exitosos los que pusieron al muchacho que a los 15 años ya calzaba 45 en la conducción técnica del equipo de Messi. Para Cuffaro Russo el Patón siempre hizo las cosas bien y además cuenta con un ángel: con su sola presencia es capaz de modificar el ambiente. "Con dos boludeces que te dice, te convence", grafica el ex defensor. Y compara a Bauza con Menotti, con Basile y con el tango: "Goyeneche, antes de morirse, subía al escenario, tosía porque ya no podía cantar y la gente se volvía loca. ¡Tosiendo seducía a la gente!" Las personalidades avasallante sin que abran la boca jamás pasan desapercibidas porque tienen un carisma diferente. Eso influye. Y allí reside el plus de Bauza que -como el tango o como Gardel- cada día canta mejor.

Foto: Romina Ferreyra

Lazzarini, el hincha, viaja a su infancia. Un día sin fecha exacta pero de emociones trascendentales. Él, un pide de menos de 10 estaba con su viejo en el Gigante de Arroyito y ve a Bauza salir del banco de suplentes para realizar el precalentamiento. Era el fin de la década del '70 y el adolescente Bauza ya era un tipo grandote. Lazzarini lo recuerda como "un gigante que se hacía respetar en todos lados". Bauza debutó en el '77, luego integró team centralista denominado 'la sinfónica' por su notable juego, salió campeón en el 80 y "fue un baluarte importante". En el '87 también fue un gran capitán. Se ponía el equipo al hombro y se iba de 9 cuando quemaban las papas, recuerda el conductor de TV.

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Pero las avanzadas de Bauza como atacante disfrazado nunca fueron en vano. Sus 108 goles en 499 partidos lo ubican como el cuarto defensor más goleador de la historia del fútbol mundial detrás del holandés Ronald Koeman con 533 partidos y 193 goles, Daniel Passarella de Argentina con 451 partidos y 134 goles y el español Fernando Hierro con 541 cotejos disputados y 110 goles. "También es el máximo goleador de Rosario Central en el clásico, le convirtió al otro equipo de la ciudad 9 goles", acota Lazzarini, el hincha que no nombra a Newell´s.

Foto: Romina Ferreyra

Cuffaro, el compañero defensor recuerda que Bauza jugaba bien a todo, que siempre se destacaba en cualquier deporte o juego en las concentraciones y que el carácter ofensivo que tuvo como jugador también lo explaya como técnico, por ello critica a quienes catalogan a Bauza con un DT defensivo. Maggiola refuerza la teoría y repasa las formaciones del San Lorenzo campeón de América en 2014. Los esquemas de Bauza están basados en el equilibrio, jugadores de ataque que sepan cuidar el arco propio. "Bauza te va a comer la cabeza. El caso de Messi tirándose al piso frente a Uruguay para recuperar una pelota es el mejor ejemplo. No solamente él: Alario o Pratto jugando en el medio, volviendo y marcando son referencias para entender que el mensaje de Bauza ya penetró en el equipo", agrega Maggiola. Las super estrellas del mundo le responden a un técnico que posee reconocimiento en Latinoamérica. "Hay que ver qué ocurre con jugadores como Mascherano o Romero que se pueden preguntar ¿éste dirigió en Europa? ¿dirigió en Boca o River? Y a pesar de esos interrogantes Bauza les habló de igual a igual y los jugadores les respondieron. El técnico labura, labura y eso se nota tácticamente. Es un mensaje positivo de acá hacia adelante", destaca el periodista que cubre los partidos de Rosario Central y Newell´s Old Boys.

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Foto: Romina Ferreyra

"La elección de Pratto como delantero no es casual", argumenta Britos. Dejar afuera a Higuaín y a Agüero –los amigos de Messi- también es una marca del perfil de Bauza. "Pratto no para nunca, quita y corre. Es un delantero que aporta para el equipo", agrega. Y en ese detalle se visibiliza el compromiso de Bauza. "Además de ser un ídolo que se ha formado como jugador en Central es un hombre comprometido con todo lo que ha hecho, como por ejemplo cuando fue candidato a concejal por el socialismo en Granadero Baigorria", repasa el escritor. Bauza incursionó en la política en la pequeña localidad lindera a Rosario, la ciudad en donde nació un 26 de enero de 1958, el sitio donde está enclavada la Ciudad Deportiva de Rosario Central, a sólo seis cuadras del hogar paterno. Si bien sus ideas siguen siendo socialistas Bauza reconoce que el mundo cambió. "Hoy, el único carrilero por izquierda que queda es Fidel; todos los demás, cuando hay un penal, lo patean de derecha", declaró en 2011 en la revista El Gráfico.

Para Britos, el escritor, que Bauza sea un tipo íntegro es un plus que no todo ser humano tiene. "En el deporte se ve poco y eso hay que agregarlo en la foja". Bauza es hijo de la denominada "Escuela Rosarina": un jugador que se compromete y se involucra. Y su idea de jugar para el equipo ya derramó. "Lo que le agregó Messi contra Uruguay es lo que espera el hincha argentino, verlo enojado, discutiendo con el árbitro, tirándose a los pies. Los argentinos tenemos esa pasión", acota Cuffaro Russo. "Messi es la primera vez que se sintió capitán. Es un trabajo motivacional que tal vez otros técnicos no lo hacían. Ojalá que sea el momento de coincidencia con los deseos de Messi para su imagen con la selección", agrega Lazzarini.

Foto: Romina Ferreyra

El fútbol en Rosario es el café, es la bohemia, es el chiste permanente hacia el adversario. "Yo ahora soy más hincha de la selección por Di María y por Bauza", confiesa Britos. "Rosario es una ciudad pasional. Se respira fútbol. Cada vez que entrás a un bar siempre hay alguna chanza. Pero Bauza siempre fue muy educado. No sólo con el hincha de Central sino con cualquier hincha, y eso se valora", retruca Lazzarini. El café gira en el mismo sitio donde frecuentaba el escritor y humorista Roberto "El Negro" Fontanarrosa, el emblemático El Cairo de Rosario. Bauza contó en El Gráfico que el Negro era tan Canalla que iba los domingos a la mañana a ver los partidos de inferiores y allí apostaban qué jugador iba acceder a la Primera División de Central. El café como extensión del fútbol.

Foto: Romina Ferreyra

Cuffaro Russo llevó hasta el bar un cuadro en donde están posando junto a Edgardo Bauza antes que comience el partido frente a Temperley. La foto-cuadro data del 2 de mayo de 1987, el día que Rosario Central ganó el campeonato de Primera división 1986/87. Esa tarde empataron 1 a 1 ante un rival complicado con el descenso, tras ir perdiendo. Es día fue un hito, pero Cuffaro recupera de la memoria un instante de otro partido que tal vez defina mejor la actitud de Bauza que hoy derrama. Cierta vez, contra Instituto de Córdoba, a Cuffaro le tocó marcar a Oscar Dertycia, un delantero que parecía tener "cuchillos en los codos" y que se caracterizaba por cierta rudeza. Cuffaro confiesa que en varios momentos se trenzó con el delantero cordobés. Pero en un momento del partido intercambiaron las posiciones con Bauza y el Patón fue a marcar a Dertycia. El delantero fue a disputar una pelota aérea con Bauza y estando de espaldas le tiró un cabezazo que impactó en la nariz del defensor. El Patón quedó tendido en el piso con la nariz partida al medio. Cuffaro recuerda la sangre, mucha sangre en el rostro de Bauza. Así y todo "el defensor que está acostumbrado a ganar" siguió disputando el partido. Esa anécdota que está lejos de los trofeos, las copas y las medallas que cuelgan en las estanterías de la gloria es lo que más pinta a Edgardo Bauza, el técnico que convenció a Messi de volver a la selección, el hombre que equilibra la defensa con el ataque, el ex jugador que está acostumbrado a ganar.