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el atlas de cleveland

LeBron James lo está haciendo todo

En los primeros tres partidos de las Finales de la NBA, LeBron James ha hecho cosas que ningún jugador había hecho antes. Esto quizás no sea nuevo para él, pero sí para el aficionado —y es increíble.
Photo by Bob Donnan-USA TODAY Sports

LeBron James metió 40 puntos la noche del martes 9 de junio. También cogió 12 rebotes y dio 8 asistencias, además de robar cuatro balones y meter dos tapones. Lo más increíble de esa noche increíble, sin embargo, es que puesta en contexto parece normal. LeBron promedia 41 puntos, 12 rebotes y 8 asistencias en las finales de la NBA, y lo que es más importante: su actuación personal ha permitido que los Cleveland Cavaliers se coloquen por encima de los Golden State Warriors en la serie. Esto es más de lo que ningún equipo ha conseguido hasta la fecha en esta temporada en la NBA.

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Cuando una resonancia magnética reveló que Kyrie Irving se había lesionado la rodilla y se supo que el australiano-americano iba a perderse las Finales, Cleveland pareció adoptar el rol de Valeroso Oponente Derrotado. Poca gente les dio como favoritos frente a los Warriors, que habían completado una temporada estelar y habían superado las duras eliminatorias de la Conferencia Oeste con relativa facilidad. A los Cavs, en cambio, solo les quedaba un jugador disponible de su quinteto titular en el primer día de los play-offs: LeBron.

Para más inri, los Warriors ganaron el primer partido, que a priori parecía el día más favorable para la victoria de los Cavs. La lógica sugería que las finales iban a ser poco menos que un paseo militar.

Y sin embargo, ahí está LeBron, que lo ha cambiado todo, y además lo ha hecho de una forma tan brutalmente individual que incluso la NBA ha quedado en estado de 'shock'. En el proceso, el '23' de los Cavs ha puesto patas arriba no solo lo que creíamos saber de estas Finales, sino lo que sabíamos del propio James.

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Cabe señalar que, incluso en sus momentos más brillantes, LeBron siempre había dejado una sombra de duda en su juego y en su forma de ser. Su postura pública ha rozado la odiosidad en más de una ocasión (y de dos), su uso de los brazos durante los partidos es de una legalidad discutible y su relación con los entrenadores está cubierta por una persistente pátina de insinceridad. Hay algo irritante en la forma de ser de James. La gran cualidad de LeBron es su versatilidad, pero vista desde un ángulo incorrecto, esta característica parece más una incapacidad para comprometerse —ergo, un defecto— que una virtud. Su multiplicidad dentro y fuera de la pista lo distancia de los demás jugadores: para la mayoría de estos, hay siempre un techo que ya no se puede superar. James no funciona así.

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Los fallos de LeBron son oscuros y difíciles de detectar debido al techo estratosférico del jugador. James no parece nunca esforzarse al máximo: nunca estamos seguros de si la versión de él que vemos es la óptima o si hay aún más por descubrir. El jugador de Ohio tiene tantísima calidad que va dejando modelos de su juego ('what ifs', cosas que podrían ser) sin terminar de explorar. A muchos fans les gustaría que sencillamente LeBron escogiera un formato de sí mismo y se limitara a él, sin más, pero James no está por la labor. A lo largo de esta misma temporada ha probado varios, transformando su juego desde una cierta tendencia interior en Miami a una aproximación termonuclear al baloncesto de bloqueo y continuación en Cleveland.

El mundo entero está mirando. El mundo entero siempre está mirando. Foto de Ken Blaze, USA Today.

Para alguien que buscara una versión más simple de LeBron, estas series han ofrecido una felicidad simple y pura. Quizás por primera vez en su carrera, James se presenta sin más opciones. Durante su primera estancia en Cleveland, el objetivo era definir las dimensiones de su talento extraordinario; en Miami, la meta era alcanzar la máxima eficiencia como parte de un equipo con tres superestrellas. Ahora, como líder de un equipo arrasado, la única finalidad es la victoria —y la única forma de conseguirla es jugar exactamente a un tipo de baloncesto que pase directa y completamente a través de él.

Al principio del segundo partido de la serie, como si de un manifiesto post-Kyrie se tratara, James hundió a Draymond Green bajo la canasta en una situación de transición, recibió un pase y anotó una bandeja utilitaria. Desde ese momento, prácticamente cada jugada ha tenido elementos de esa serie de maniobras. Una y otra vez, LeBron la pide en el poste medio, gana la posición y recibe, encara y ataca el aro, saca pases hacia los jugadores abiertos. El '23' aparta a Andre Iguodala con el hombro, deja atrás a Harrison Barnes usando un movimiento de pies y consigue una canasta entre un grupo de esforzados Warriors incapaces de detenerle.

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La lírica mediática ha atribuido estos logros a la capacidad de LeBron de trabajar, de soportar la pesada carga de tener que iniciar (y finalizar) prácticamente cada una de las posesiones de Cleveland durante más de 40 minutos por partido. La potencia física que ha trabajado con los años, sumada a su adaptabilidad, le permiten ahora luchar contra pívots grandes o abusar de defensores más pequeños: la combinación parece servirle para aguantar cuando todo falla, para mantenerse en pie a pesar del esfuerzo. Su capacidad de anotar bajo el aro, su visión de juego y su 'timing' defensivo vienen de ahí. La pizarra y las macro-tácticas han dejado de tener interés para él: LeBron sencillamente tiene que hacer cosas.

Buena suerte ahí, Steph. Te hará falta. Foto de Bob Donnan, USA Today.

Y lo más fuerte del caso es que LeBron lo está haciendo: LeBron, de hecho, lo está haciendo todo. No hay ninguna disonancia en James ahora mismo. La forma en la que enarbola el estandarte del esfuerzo, su capacidad para ponerse el equipo a la espalda, sus gritos y celebraciones… todo ha adquirido un sentido de repente. Sus porcentajes de tiro dignos de Iverson parecen logros perversos, la prueba irrefutable de que James está logrando alcanzar requisitos únicos jamás imaginados. Incluso su peinado puntillista, dada su vocación de Atlas hiperestresado, parece encajar con el personaje.

Es posible que Golden State termine imponiéndose en las series. En su cuarto de 36 puntos el pasado martes, los Warriors parecieron reencontrar algo de ese tempo y esa confianza que habían echado de menos durante la mayor parte de las Finales. Es obvio que tienen una clara ventaja en el apartado del talento, y siguen dando la impresión de poder resolver todos sus problemas si se toman una pausa para concentrarse y hacen un par de respiraciones profundas. Siguen siendo los Warriors a pesar de todo, y su rival no dejan de ser unos Cavaliers extremadamente diezmados.

Acaben como acaben las Finales, no obstante, LeBron James está dando tanto a sus admiradores como a sus 'haters' una serie de actuaciones que sencillamente resisten cualquier crítica. Es inspirador, pero sobre todo brutalmente difícil, casi mítico incluso. Si termina en derrota, será un fracaso llevadero y muy satisfactorio, mucho más fácil de entender que cualquier otro que haya sumado el '23' de los Cavaliers en el pasado. LeBron ha sido muchos jugadores a lo largo de su carrera, algunos de ellos más divertidos que su versión actual: pero nunca hasta ahora había sido tan heroico… y, sobre todo, jamás había sido más asombroso.