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Cómo es la vida cuando estas seguro de estar muerto

Esmé sufrió del síndrome de Cotard, una extraña psicosis en la que el sujeto cree estar muerto.

Fotografía vía Instagram.

Una mañana Esmé Weijun Wang se despertó muerta. Esmé, una escritora que vive en California, sacudió a su marido y le compartió la noticia.

“Estoy muerta”, dijo, “tú estás muerto y Daphne está muerta, pero ahora tengo que hacerlo de nuevo. ¿No ves? Tengo una segunda oportunidad. Ahora puedo hacerlo mejor”.

Esmé estaba sufriendo del síndrome de Cotard, una extraña psicosis en la que el sujeto cree estar muerto. Su delirio duró meses y, durante todo el calvario, ella se mantuvo convencida de que había muerto, al igual que sus seres queridos. Su corazón latiente y su mente pensante se sentían como una ilusión. Esmé juraba que estaba en el cielo y algunos días en el infierno.

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Entonces decidió escribir sobre eso. En Perdition Days describe su delirio cuando aún lo está padeciendo y el resultado es un tanto inquietante, conmovedor, y por momentos humorístico. Me encontré con Esmé para hablar sobre lo que se siente estar perfectamente viva y jurar estar muerta, y cómo encontró el tiempo para escribir sobre eso.

VICE: Así que pensaste estar muerta durante las vacaciones.
Esmé: Solo para aclarar, fue en febrero que pensé estar muerta.

¿Cómo comenzó?
Creo que comenzó en noviembre de 2013, cuando fui con mi esposo y le comencé a decir cómo había muerto y que estaba en el cielo, pero que todo estaba bien porque tenía una segunda oportunidad para hacer todo nuevamente.

Algo interesante en los delirios, es que en cierta forma tienen la habilidad de ser muy lógicos. Había trabajado todo el escenario basado en un momento en que me desmayé de verdad en un avión, en un vuelo desde Inglaterra. En mi delirio, pensé que había muerto en ese avión y que estaba en el cielo.

Ésa fue una etapa del delirio. Pero luego se volvió un infierno.

Imágenes de cortesía de Esmé Weijun Wang.

¿Y qué pasó?
Comencé a pensar que estaba en el infierno.

A veces, cuando mi nivel de percepción era relativamente alto, creía que estaba muerta y en el infierno, pero había una pequeña posibilidad de que no lo estuviera. Así que tuve que ir al médico y tomar pastillas. Pero lo peor de todo era cuando no tenía mucha percepción y encontraba todo absolutamente tortuoso. Mirando hacia atrás, es interesante que nunca considerara el suicidio en ese tiempo. Y hay una razón para eso: no hay razón para matarte cuando ya estás muerto.

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Y mientras experimentabas todo eso, ¿escribías un ensayo?
Sí. En ese momento tenía síntomas de psicosis catatónica, lo que significa que no podía hacer mucho más que recostarme en la cama. Pero había veces en las que podía utilizar mi iPad. Tengo un recuerdo inconfundible de abrir EverNote y escribir palabras que, básicamente, terminaron siendo mi ensayo, Perdition Days.

La experiencia de escribir esta historia en realidad me ayudó, porque la narración y las palabras son maneras de mantener las cosas en orden.

Perdition Days no fue la primera vez que escribiste sobre tus luchas personales con la salud mental. ¿Es difícil escribir sobre algo tan personal?
Es divertido que me preguntes eso, porque acabo de publicar un pequeño texto en mi blog hace dos horas, y me sentí muy vulnerable al respecto.

En general, me siento cómoda escribiendo sobre asuntos de salud mental, por lo menos desde que decidí escribir públicamente sobre mis luchas con la salud mental en 2012. Creo que le ayuda a la gente. Realmente aprecio los correos y las cartas que he recibido de personas que han leído lo que escribo. Me anima a escribir más y ayudar a otras personas.

Y lo has hecho. De hecho escribiste un libro, Light gets in, sobre vivir con un desorden psicoafectivo.
Autopubliqué ese libro cuando estaba en una residencia de escritura a principios de este año. Está compuesto por pequeñas piezas que son, en esencia, entradas de blogs embellecidas. También estoy trabajando en un proyecto más grande, un libro de ensayos sobre la esquizofrenia.

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Sobre Perdition Days, un lector comentó que tú “escribes maravillosamente sobre el horror”. ¿Te preocupa que algunos lectores conviertan tu trabajo en una curiosidad mórbida, en vez de centrarse en la situación de aquellos que luchan con desafíos muy reales de salud mental?
Bueno, debo señalar que hay varios artículos increíblemente horribles en internet sobre el síndrome de Cotard, con títulos como: “La vida real se convierte en un desorden zombie”. Si mi ensayo de alguna manera hace atractivo el síndrome de Cotard, espero que sea en un menor grado que esos artículos.

Creo que cuando centro mis escritos en las luchas de la salud mental, especialmente cuando se trata de algo inherentemente fascinante como el Cotard, intento ser sincera e incluir tanto las cosas divertidas como las realmente terribles que pueden suceder.

¿Las cosas divertidas?
¡Claro! Para la gente que no ha leído el texto, hay un momento en el que estoy mirando una película de Adam Sandler y James Taylor hace un cameo. Y cuando sale James Taylor, se me viene este pensamiento desinhibido y bastante claro: no puedo creer que yo esté muerta cuando James Taylor aún está vivo. Por un momento estuve muy horrorizada por eso.

¿Y cómo te liberaste del síndrome, cómo terminó todo?
La manera en que terminó el delirio es increíblemente aburrida. No sé exactamente cuando terminó. Un día estaba cantando una canción sobre mi perra, Daphne —no solía hacerlo— y la canción era sobre cómo creía en mi perra. Mi esposo se volteó y me preguntó: “¿Realmente crees en Daphne?”.

Y me di cuenta que lo hacía.