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FIGHTLAND

Mindfulness y Muay Thai

Para un luchador de jaula o de 'nak muay', un estado mental budista puede ser clave para dar el máximo rendimiento.

¿Cómo logra un hombre o una mujer aprender a utilizar su astucia y sus extremidades para boxear o luchar de un modo frío y calculador? La respuesta yace en la historia y el desarrollo del boxeo tailandés, basado en la meditación y el concepto mindfulness, y que tiene sus raíces en el Budismo.

Acupuntura, homeopatía, hipnoterapia, osteopatía, levantamiento de pesas, yoga, pilates, ejercicios pliométricos, los luchadores siempre están buscando nuevas técnicas y medios para mejorar. Si existe algo que pueda mejorar su rendimiento físico un cinco por ciento, ¿por qué no intentarlo? La pregunta es: exactamente, ¿cómo puede ayudar la meditación en la práctica diaria de deportes de contacto? Y, sobre todo, ¿qué es este estado de mindfulness del que todos (en especial los famosos) hablan?

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En términos simples, mindfulness significa encontrarse en un estado en el que tu mente está completamente activa. Sea el momento que sea -entrenando, haciendo sparring, peleando-, si no permites que tu mente divague, podrás ser mucho más consciente de todo lo que sucede a tu alrededor. Mindfulness, en un contexto de lucha, significa conseguir usar la cabeza para poder pelear con astucia.

¿Cuál es el truco para permanecer alerta y boxear o luchar dando el máximo? Meditar. La meditación es mucho más que sentarse y no hacer nada. Meditar requiere poder controlar la respiración y usar dicho control para relajar tu cuerpo completamente. Meditando dos veces al día puedes aprender a concentrarte durante una pelea. Además, no importa el ritmo de vida que lleves ya que la meditación no entiende de horarios: tanto si es por la mañana como por la noche, los resultados serán igual de positivos. Chuck Norris, por ejemplo, es un gran exponente de la meditación.

Yo, sin embargo, conocí la meditación durante mi estancia en un monasterio budista en el norte de Tailandia. Recibí las enseñanzas de hombres sagrados que meditan sentados, parados o caminando; la experiencia fue como una revelación. Después de regresar a entrenar y pelear en Bangkok, sin importar que ganara, perdiera o empatara, pude concentrarme en el boxeo tailandés. Mi mente dejó de divagar -dejé de pensar en el clima, lo difícil que era todo, lo cansado que estaba e incluso lo bueno o malo que era como luchador-. La meditación y un estado mental de máxima consciencia me habían dado la habilidad para enfrentarme a algunos de los escenarios más difíciles.

Poder acceder a un momento pleno de consciencia en la jaula, en el cuadrilátero o sobre las colchonetas, cuando la fatiga hace de las suyas, es un muy buen recurso. Se necesitan muchos intentos y aún más fracasos en la meditación para llegar a optimizar tu rendimiento. Pero si lo logras, mientras te encuentras relajado y controlado, el estado de mindfulness puede sofocar tus dudas internas y tu sufrimiento. Atrás queda el estado de tensión emocional. Un estado de este tipo reconoce el dolor, pero te provee de un mecanismo para lidiar con ello sin necesidad de hacer dramas. Y no sólo es para los hombres y mujeres con los músculos marcados en licras o shorts de muay thai. Cada vez más personas dentro del sistema médico rechazan los medicamentos de prescripción y aplican terapias holísticas con meditación para ayudar a los pacientes con dolor crónico.

"Sé consciente de cómo eres", es un viejo refrán inglés. Sin embargo, muy pocos de nosotros nos importamos en nuestra vida. Si el sufrimiento es nuestro destino es mejor saberlo, pero si lo que buscas es boxear o luchar a niveles absolutos, te conviene ser plenamente consciente de ello y de todo lo que rodea a esa idea.