De cómo los fans del Dinamo de Zagreb combaten al tirano que les ha robado su club

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El pasado martes 29 de septiembre, el Bayern de Múnich pulverizó al Dinamo de Zagreb en el segundo partido de la fase de grupos de la Champions League. Los bávaros le endosaron un doloroso 5-0 a los croatas con tres tantos de un Robert Lewandowski que parece tocado por una varita mágica. El resultado terminó con la espectacular racha del Dinamo, que llevaba hasta 45 partidos invicto entre liga y Champions: el club de Zagreb, de hecho, lleva diez años ganando el campeonato croata de forma consecutiva.

El Dinamo es el ejemplo de todas las cosas que pasan en el fútbol de Croacia. Los 'plavi' son el club con más seguidores, pero a la vez tienen un problema: sus fans han dado la espalda a la institución. En los partidos que el equipo juega en casa no van al estadio ni mil personas. El culpable tiene nombre y apellido: Zdravko Mamić.

Mamic es el padrino, dueño y señor, gánster, chupasangres y dictador del fútbol croata. Puesto que él dirige el Dinamo Zagreb desde 2003, organiza el club y todo el fútbol croata como si se tratara de una plantación personal que exprime sin parar. Mamić no es sólo el presidente del club; también dirige la parcela deportiva. Bajo su dirección, el Dinamo compró los mayores talentos del fútbol croata para revenderlos después a clubes de la Europa occidental. Por las manos de Mamić pasaron futbolistas como Luka Modrić, Mario Mandzukić o Eduardo da Silva… y Zdravko siempre se llevó una nada desdeñable parte del pastel.

El pasado mes de julio, tanto Mamić como su hermano Zoran —que nominalmente es el entrenador y director deportivo del Dinamo— fueron detenido. La acusación era que los hermanos debían dinero al Dinamo Zagreb y habían estafado más de 30 millones de euros al fisco con la ayuda de funcionarios corruptos.

Tras apelar, ambos fueron puestos en libertad bajo fianza. Mamić es inviolable ante las instituciones: no es raro que también sea vicepresidente de la Asociación de Fútbol de Croacia. En una nación que considera a su selección como una de las marcas más importantes del país, Mamić ha conseguido tener el combinado nacional bajo su control. El presidente de la Asociación no es otro que el antiguo héroe del fútbol croata Davor Suker, a quien Mamić utiliza a su antojo.

Para entender hasta qué punto Suker está fuera de órbita, os pongo un ejemplo: ¿os habéis fijado en que Croacia no aparece en el videojuego FIFA Football desde hace unos años? Pues bien, esto ocurre porque Davor quería más dinero de EA Sports, o al menos que sus habilidades aparecieran en el modo Leyenda. Es casi tan triste como divertido.

Aunque por nombre la selección croata actual probablemente sea la mejor generación desde 1998, los hombres que ahora entrena Ante Čačić llevan años sin pasar de la fase de grupos de los grandes torneos internacionales. A pesar de reunir a futbolistas como los mencionados Modrić y Mandzukić, amén de otros cracks como Ivan Rakitić, Mateo Kovacić o Ivan Perisić, el juego de la selección es flojo y los resultados no llegan.

Un buen ejemplo de la situación es el reciente despido del antiguo seleccionador, Niko Kovać. El ex jugador del Bayern de Múnich y del Hertha de Berlín fue sustituido por Čačić porque ello permitía al 'padrino' Mamić manipular mejor la selección a su antojo. Cabe mencionar que AnteČačić fue el entrenador del Lokomotiv de Zagreb (un equipo que mantiene una relación con el Dinamo de Zagreb parecida a la de un filial con el primer equipo); hoy, el pobre Ante es poco menos que una marioneta en manos de Mamić.

La deriva de la selección recuerda mucho al destino del Dinamo de Zagreb y a los Bad Blue Boys, uno de los grupos de 'ultras' más notorios de toda Europa. Cuando en 1993 el presidente croata Franjo Tudjman rebautizó el Dinamo de Zagreb, que previamente se había llamado HAŠK Građanski, los BBB incendiaron el palco presidencial del estadio. Para el Dinamo, no obstante, los BBB son una "asociación cívica" y por lo tanto sus actos violentos son competencia únicamente de la ciudad de Zagreb.

En su mayoría, los BBB censuran las acciones de Mamić, quien tampoco se corta a la hora de implicar al club en la política croata: antes de las elecciones parlamentarias de 2007, el ínclito Zdravko hizo insertar un pequeño texto en la camiseta del club en la que podía leerse "HDZ en el corazón". 'HDZ' son las siglas de Unión Democrática Croata, el partido nacional-conservador del país. Aunque los Bad Blue Boys protestaron, no cambió nada. Una pequeña parte de los BBB se encontraba en el estadio y apoyó a Mamić.

Los buenos resultados han logrado seducir a una pequeña parte de la afición y de los BBB; la mayoría, sin embargo, decidió que las cosas no podían seguir así y resolvió boicotear los partidos. En primavera de 2014 se llegó a un punto de ruptura: los Bad Blue Boys tomaron el hasta entonces insignificante club de fútbol sala de la ciudad, el MNK Futsal Dinamo, y lo llenaron de miembros de su asociación.

A partir de entonces, los partidos de fútbol sala se han hecho populares y los aficionados se han hecho suyo el MNK Futsal, eligiendo democráticamente a la directiva. El equipo recibe el apoyo de una alianza de ex jugadores como Dario Simić e Igor Biscan, ex futbolistas del AC Milan y el Liverpool FC, respectivamente. Esta hornada de fans quiere introducir el modelo de 'un miembro, un voto' para el Dinamo de Zagreb. Mientras tanto, el Futsal Dinamo juega en el venerable pabellón KC Drazen Petrovic Basketball Hall, cuyos partidos en directo son un auténtico espectáculo.

Aunque la conclusión de toda esta historia sea que los aficionados pueden crear su propia asociación y escoger, no debe ser pasada por alto la simbología fascista que aún se puede encontrar en las gradas. El partido de clasificación entre Italia y Croacia se canceló porque se mostró una bandera de la antigua organización fascista croata Ustacha y se tiraron bengalas al campo: los responsables habían sido los Bad Blue Boys. Uno de los objetivos de las bengalas era Zdravko Mamić, que se encontraba en un palco VIP del estadio.

Cuando uno ve el potencial que tienen tanto el Dinamo de Zagreb como el propio fútbol croata en general, se da cuenta de lo lamentable que es el hecho de que se encuentre en manos de un mafioso como Mamić. El fan medio solo puede esperar que la rueda de la justicia siga su curso y algún día más pronto que tarde el 'clan Mamić' pierda el poder: ojalá sea así… pero ojo, porque Mamićtambién amigos influyentes entre la judicatura.

Mientras tanto, siempre nos quedará disfrutar del fútbol sala.

Sigue a Toni Lukic en Twitter: @sopranovic