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Un perro salchicha es liberado en un campo de béisbol y experimenta la felicidad auténtica

Un pequeño perro salió a correr en un estadio de béisbol y se lo pasó en grande. En grande de verdad.

Los humanos jamás conoceremos la felicidad extrema que experimenta un perro corriendo en un espacio abierto. Nuestra posición entre las especies es de privilegio porque podemos razonar y somos capaces de desarrollar pensamientos críticos —bueno, y por otras cosas… supongo—, así que no somos un desastre del todo, pero los puntos fuertes inevitablemente deben compensarse por otro lado. Sea por vergüenza, por la necesidad de pagar la hipoteca o por la conciencia de los conflictos globales, un ser humano adulto jamás podrá bajar a un campo de béisbol y ponerse a correr en una paz absoluta con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea.

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Sencillamente, sabemos demasiado y hemos desarrollado demasiadas responsabilidades que en último término no tienen sentido alguno como para alejarnos de la realidad y sencillamente ser.

Pero los perros sí que pueden.

Este vídeo procede de un anuncio organizado en algún partido de béisbol de una liga menor, pero su origen no importa. Olvidemos la lamentable carrera de perros previa y centrémonos en nuestro pequeño amigo peludo y marrón; una vez en 'speaker' se calla de una vez, ya no hay sonido —solo paz. Y este perro corre y corre en total armonía mientras la gente del estadio intenta cazarle sin éxito.

¿Habéis corrido alguna vez, sin objetivo alguno, con la lengua fuera? ¿Habéis corrido alguna vez, sin objetivo alguno, con la lengua fuera y sin haber consumido nada previamente? Probablemente no.

Este perro, en cambio, sí que lo ha hecho. Lo ha hecho muchas veces y siempre ocurre lo mismo: es lo mejor. Pero lo mejor de verdad. Observad a este perro y decidme si no creéis que está experimentando la vida de una forma que los humanos apenas podemos concebir.

Ahora ya sabemos que cuando alguien dice "ahora ya me puedo morir feliz" no está más que engañándose a sí mismo para expresar que ha sentido algo muy placentero. Qué remedio tenemos que creer que las cosas nos van bien. En cambio, llevad a un perro a correr por un espacio abierto: ahí sabréis lo que significa poder morir felices. Y cuando el perro vuelva —siempre vuelven— le podréis preguntar el sentido de la vida; probablemente responderá con algunos ladridos… pero en los subtítulos se podrá leer: "Alcanza mi nivel y lo sabrás".