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¿En serio que nadie se dopa en la Fórmula 1?

Mientras en otros deportes aparecen escándalos de dopaje continuamente, el mundo de la F1 parece estar limpio y reluciente. ¿Realmente nadie se dopa en el paddock?
Jerome Miron-USA TODAY Sports

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¿Te fumarías un porrete antes de conducir un Fórmula 1? ¿No? Bueno, parece razonable no querer meterse ningún tipo de droga justo antes de pilotar un vehículo a trescientos por hora.

Sin embargo, ¿qué pasaría si te dijera que esta droga puede ser tan eficaz a la hora de conducir un monoplaza que la FIA la considera dopante?

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En realidad, aunque haya habido casos de dopaje en competiciones de categorías inferiores, de momento los escándalos de este tipo en la cúspide del automovilismo profesional son más raros que un perro verde.

La FIA ha cerrado acuerdos extremadamente restrictivos con la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) para que los pilotos de Fórmula 1 pasen exámenes antidrogas durante todo el año: hasta la fecha, nadie ha dado positivo… aunque muchos sí que se han quejado de la incomodidad de tener que despertarse a las seis de la mañana de un domingo para hacerse análisis.

El volante de un monoplaza Lotus en 2012. Tremendamente simple e intuitivo, como podéis ver. Imagen vía Wikipedia Commons.

En 2013, el entonces delegado médico de la FIA, el Dr. Gary Hartstein, dijo una frase que se hizo famosa: "Estos chicos están limpios", aseguró. "No lo digo porque sea optimista o ingenuo: lo digo porque estoy profundamente involucrado en los procesos antidopaje de la FIA y sé las exigencias a las que están sometidos los pilotos".

"Sencillamente", concluía Hartstein, "no hay nada en la lista de las sustancias prohibidas que realmente mejore de forma decisiva sus prestaciones".

Doparse por doparse es tontería

El delegado médico de la FIA, Jean-Charles Piette, explica que en su opinión la falta de dopaje en la F1 se debe a la simple conciencia por parte de los pilotos de que usar sustancias para aumentar el rendimiento de forma artificial solo tendría consecuencias negativas. Una cosa es correr por un prado verde detrás de un balón o saltar en una pista en busca de un rebote; pilotar un vehículo a velocidades de vértigo es otro rollo.

"Usar estimulantes en una carrera de coches es totalmente diferente que hacerlo en un partido de fútbol o en una carrera de atletismo", asegura Piette. "Si un jugador de fútbol toma algunas sustancias es un riesgo que él decide de asumir, no es su equipo o su público quienes lo asumen".

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"En una carrera de coches, si un conductor toma 'algo', los riesgos potenciales no son sólo para él, sino también para sus colegas en la pista, para los espectadores, los comisarios…", prosigue Piette. "Los pilotos deben tener en cuenta también a las demás personas. En un deporte que sigue siendo peligroso a pesar de las continuas mejoras en términos de seguridad, no hace falta echar más gasolina al fuego recurriendo a las drogas".

Tomar drogas en la F1 significa poner en peligro no solo a ti mismo sino también a tu equipo entero. Aquí, Fernando Alonso y su equipo Renault en 2012. Imagen vía Wikipedia Commons.

También hay que considerar el factor de la complejidad. La Fórmula 1 es un deporte que mide el éxito en milésimas de segundo: un buen conductor necesita tener tiempos de reacción rápidos como el rayo, una resistencia física y mental enorme, una capacidad de concentración constante y una fuerza muscular —especialmente en el cuello y la parte superior del cuerpo— notable. De momento, mejorar esas características con las drogas parece complicado.

Entonces, ¿existe algo capaz de dopar a un piloto?

Si algunos pilotos quisieran mejorar realmente las propias prestaciones a la hora de conducir tendrían que hacerse un cóctel de drogas extremadamente complejo. Haría falta usar medicamentos específicos para ayudar a concentrarse, esteroides de cualquier tipo para aumentar la masa muscular, anfetaminas o estimulantes para matar el apetito y mantener el cuerpo delgado, y muchas más sustancias que, juntas, probablemente provocarían un patatús inmediato a quien las consumiera.

"Veamos, ¿qué tipo de drogas podrían resultar potencialmente útiles para aumentar el rendimiento del conductor?", se pregunta Piette. "Creo que deberíamos dividir las sustancias candidatas en dos categorías: las que mejoraran el rendimiento durante las carreras, y las que lo harían fuera de las carreras".

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Tomar drogas y ponerse a pilotar en el circuito de Mónaco no debe ser muy simple que dijéramos.

Fuera de las carreras, por ejemplo, los pilotos podrían utilizar medicamentos que ayuden a aumentar la masa muscular", continúa Piette. "Si os habéis fijado, los pilotos de Fórmula 1 necesitan tener el cuello ancho y fuerte para poder soportar las fuerzas G: los esteroides les podrían ayudar en esta tarea".

También hay algunos medicamentos que podrían ayudar al piloto a conducir mejor: "En teoría, hay muchas sustancias capaces de mejorar la concentración del piloto, como la cafeína y la nicotina, o incluso las anfetas o la cocaína. En otros deportes, de hecho, hubo casos de uso de estas sustancias… y no siempre sabemos si con un fin puramente recreativo".

Hace poco se descubrió que muchos pilotos de F1 utilizaban una sustancia llamada tacrina, un medicamento usado para el tratamiento del Alzheimer, para que les ayudara a recordar complejas configuraciones de circuitos. En principio, la tacrina no está en el listado de sustancias prohibidas por la AMA, así que no debería ser considerada como dopante, pero… ¿no lo debería ser acaso cualquier sustancia que ayudase a aumentar el rendimiento?

Pasado pisado

En el pasado, sin embargo, la F1 sí que coqueteó con el dopaje: hay historias de pilotos que llegaron a competir con anfetaminas (¡e incluso morfina!) en el cuerpo.

"Yo solía tomar drogas", confiesa Sir Stirling Moss, una leyenda del automovilismo de los años 50. "Durante las carreras no, pero sí en otros momentos. Era la norma en ese momento, porque no se consideraban sustancias dopantes. El asunto del dopaje solo empezó cuando los deportistas empezaron a usar sustancias para mejorar el rendimiento".

Moss, sin embargo, tiene claro que la habilidad a la hora de conducir no puede potenciarse con drogas: "No hay nada que pueda ayudar ahí. Podrías tomar anfetas, benzedrina o dexedrina, pero solo servirían para mantenerte despierto. No conducirías mejor", asegura el antiguo piloto.

"No estoy seguro de lo que llevaban aquellas bebidas que Juan Manuel Fangio solía darme antes de las carreras… pero estoy seguro de que había algo que hoy en día estaría prohibido", reconoce Moss.

Así que, si quieres fumarte un porrete antes de subir a un F1, que sepas que quizás te ayude a concentrarte… pero no te convertirá en Sebastian Vettel de golpe. Casi mejor que no lo hagas, sin embargo: el deporte —y tu cuerpo— te lo agradecerán.

Sigue a Kate Walker en Twitter: @F1Kate