Se busca cabeza de turco para el desastre del Barça de baloncesto
Foto de Suzanne Plunkett, Reuters

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¿de quién es culpa todo esto?

Se busca cabeza de turco para el desastre del Barça de baloncesto

El FC Barcelona Lassa volvió a naufragar en la Euroliga esta semana: el proyecto de Xavi Pascual y Joan Creus empieza a oler... a cadáver, concretamente.

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El FC Barcelona Lassa y el Real Madrid se han quedado a las puertas de la Final Four de la Euroliga. En el lenguaje de los grandes del baloncesto europeo, ello equivale a suspender el curso… o como mucho, a aprobarlo si se consiguen la Copa del Rey y/o la Liga ACB.

Ambos equipos han caído derrotados en los cuartos de final europeos y han mostrado los mismos síntomas de irregularidad en diferentes momentos de la temporada. Los blancos, sin embargo, han recibido el apoyo unánime de la afición; los azulgrana, en cambio, se han visto sumergidos en una vorágine de críticas. ¿Por qué?

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La afición del Madrid despidió entre aplausos al vigente campeón de Europa, que naufragó ante el Fenerbahçe SK de Željko Obradović por la vía rápida (3-0) pero con la cabeza bien alta. Visto lo visto en las últimas jornadas, el Barcelona tuvo la suerte de encallar en territorio enemigo.

Final del partido en el Barclaycard@RMBaloncesto 63 - 75 @FBBasketbol
¡Por siempre Madrid! #HalaMadrid pic.twitter.com/13B6dnOQat
— Real Madrid Basket (@RMBaloncesto) April 19, 2016

Aburriendo a las ovejas

La asistencia al Palau Blaugrana habla por sí sola: el coliseo azulgrana no es de los más grandes en España —7 500 de aforo máximo— y aún así presenta una de las entradas más pobres de la ACB y la Euroliga. Según el club, el motivo principal es que los abonados no van demasiado, pero quizás tenga que ver con el juego de un equipo que no tiene una identidad definida.

En el Clásico de la jornada 29 en la ACB, 6 600 personas animaron al equipo: ni siquiera en las mejores citas hay lleno en el Palau. En Madrid, el Palacio de los Deportes se llena cada dos por tres y la asistencia media es notablemente superior.

Por cierto, que en Barcelona vayan más de 5 000 personas —es decir, algo más del 65% del aforo— a un partido de ACB ya es un milagro, así que llenar el nuevo pabellón que superará las 10 000 localidades se antoja complicado. Si la afición no te quiere, apaga y vámonos.

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El proyecto del Nuevo Palau queda muy chulo en vídeo… precisamente porque el pabellón está lleno

Pasádsela a Will, vale, pero… ¿a qué Will?

El Barça lleva un par de años sin cubrir una necesidad básica para cualquier campeón europeo: tener un jugador top y rodearle de hombres con carácter. Por supuesto que Juan Carlos Navarro sigue allí, pero a sus 35 años es solo una sombra del jugador que conquistó Europa y alcanzó la NBA hace varias temporadas.

De nuevo, el ejemplo del Madrid se agiganta: Sergio Chacho Rodríguez es probablemente el jugador más estimulante —y a la par determinante— del baloncesto europeo, y que salga del banquillo dice mucho de la profundidad de la plantilla de un club que cuenta con otros pesos pesados como Rudy Fernández y Sergio Llull.

Juan Carlos Navarro sigue siendo la cara visible del Barcelona a sus 35 años: la falta de herederos es preocupante. Imagen vía ACB Photo

¿A quién tenía el Barça cuando logró conquistar la Euroliga? En la primera ocasión un trío exterior de proporciones épicas con Šarūnas Jasikevičius, Dejan Bodiroga y un joven Juan Carlos Navarro; en la segunda, al mejor Navarro junto a Ricky Rubio… y otro elemento necesario para forjar un conjunto ganador: un luchador de mucho carácter como Pete Mickeal.

Hasta el retorno a última hora —y demasiado tarde— de Joey Dorsey al equipo, el Barça ha notado mucho la falta de sangre caliente en el vestuario. El referente ante el ocaso de su capitán Navarro ha sido Ante Tomić, un jugador capaz de destacar como el mejor en sus buenas noches… pero que, no nos engañemos, tiene sangre de horchata.

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Si no se ficha a un Will que tire del equipo, ¿a quién le van a pasar la pelota cuando queme?

¿Es que no queda nadie de la casa o qué?

El Barça ha abandonado su cantera: el último jugador que salió de ella para triunfar en casa fue el propio Navarro… y eso fue en 1999. La mayoría de jugadores que han llegado al primer equipo desde las categorías inferiores no han dado la talla o no han disfrutado de los minutos necesarios.

Xavi Rabaseda fue una de las pocas apuestas firmes de Pascual, un entrenador que da poca bola a los jóvenes. El alero de 27 años acabó marchándose y juega ahora para el Gran Canaria de Aíto García Reneses, el técnico que apostó por Navarro en su momento.

Además de la falta de confianza de Pascual, es difícil de entender que los fichajes del Barça para su cantera sean dos veteranos como Jaka Laković (37 años) y Lubos Barton (36 años): quizás ayuden a formar a los chavales, pero muy probablemente les quitarán minutos de rodaje y el balón de las manos en los momentos decisivos.

Los cracks duran menos que un caramelo a la puerta de un colegio

Otro de los errores a largo plazo, y en parte consecuencia de la mala política formativa, ha sido la constante fuga de talento. El Barça no ha logrado retener a las grandes promesas que ha tenido en plantilla: todas han preferido escapar cuanto antes a la NBA para no convertirse en agitatoallas en la banda.

El caso de Mario Hezonja, jugador de los Orlando Magic, es paradigmático… pero no es el único. El búlgaro de 20 años Aleksander Vezenkov, considerado uno de los grandes talentos del momento, no está teniendo protagonismo con Pascual y ya se ha apuntado al próximo Draft de la NBA.

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Mario Hezonja no ha disfrutado de muchos minutos en su temporada de debut en la NBA, pero igualmente ha jugado —y brillado— más que bajo las órdenes de Xavi Pascual. Foto de Reinhold Matay, USA Today Sports

De hecho, en el partido decisivo ante el Lokomotiv Kuban el cuerpo técnico descartó a los tres jugadores más jóvenes de la plantilla: el propio Vezenkov, Moussa Diagné y Marcus Eriksson.

A la marcha de futuras estrellas, por cierto, habría que añadir desastres como dejar escapar a Rudy Fernández cuando volvió de Estados Unidos o la incapacidad de atraer a los ex-NBA, un mérito que se ha agenciado el Madrid: Sergio Rodríguez, Andrés Nocioni, Gustavo Ayón…

Y aquí va otra comparación odiosa: Sergio Llull es el jugador europeo más cotizado al otro lado del charco y, ¡sorpresa!, ha acabado renovando con el conjunto madridista. ¿Será cuestión de presupuesto?

Es cierto que el CSKA de Moscú —por encima de los 40 millones— o el Real Madrid —que ronda los 30— tienen más pasta que los azulgrana, pero el argumento económico es una falacia: el Loko de Krasnodar eliminó al Barça con 15 kilos, y los catalanes superan los 25.

El rival triunfa… y eso duele

Quizás sea por la vieja historia de los vasos comunicantes, pero el caso es que los aplausos a los blancos y los pitos a los azulgrana no son sucesos disociables. Desde la llegada de Pablo Laso al banquillo madridista, los números que hasta entonces avalaban el proyecto de Xavi Pascual se han tambaleado.

Cuando el irascible técnico vitoriano aterrizó en Madrid en 2011, Pascual había sumado siete títulos en nueve finales, incluida la Euroliga de 2010. El cambio de tendencia fue progresivo pero demoledor: en la Copa del Rey de 2012 —disputada en el Palau Sant Jordi de Barcelona—, los blancos arrasaron a los azulgrana y Laso estrenó su palmarés.

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Pablo Laso habla con uno de sus asistentes: su filosofía de juego ha enganchado a la afición blanca y ha dado frutos. Imagen vía ACB Photo

Las estadísticas son rotundas: desde la llegada de Laso, el Madrid ha disputado quince finales de veinte posibles y ha ganado once títulos en apenas cuatro años. Previamente, para acumular ese mismo número de títulos, la sección de baloncesto madridista había necesitado ¡23 años!

La guinda del pastel fue la temporada perfecta, la campaña 2014-15, en la que los pupilos de Laso consiguieron los cinco títulos en juego y la novena Euroliga de la historia del club blanco. Hacía veinte años que el Real Madrid no la conseguía.

Tan curioso como indicativo fue el hecho de que el Barça de Pascual se quedara por primera sin títulos tras siete años de proyecto: desde que el Madrid cambió de técnico, los azulgrana suman cinco títulos y trece finales de 22 posibles.

Tropiezo mayúsculo: la inesperada derrota en los cuartos de final de la Copa del Rey 2016 ante el Bilbao Basket fue un mazazo para los azulgrana. Imagen vía ACB Photo

La culpa es de Xavi

"Cuando cada uno hace la guerra por su cuenta pasa esto", declaró Álex Abrines tras la eliminación, que llegó en "un partido para entrenadores" según la opinión experta de Piti Hurtado.

Según las encuestas publicadas estos últimos días, el Palau —que no se caracteriza normalmente por su paciencia— culpa al entrenador de la mala situación del equipo. El mismo Pascual reconoció ser responsable del desastre tras la eliminación en la Copa frente al Bilbao Basket.

Sin los milagros de Justin Doellman, además, el Barça probablemente ni siquiera habría superado el Top-16.

"El Barcelona siempre contrarresta la propuesta del rival, nunca propone", escribe la entrenadora y analista Carme Lluveras en el Ara. "La insuficiencia de la filosofía de Xavi Pascual es no animar a sus jugadores a ser ingeniosos", añade.

La excelente trayectoria de Pascual podía servir de excusa —ya muy trillada— hace unos años, pero, más allá de la irregularidad y el mal juego de la presente campaña, hace tiempo que algo no funciona en Barcelona.

¿Que falta un referente en el equipo? Sí, es cierto. ¿Que la afición podría empujar más? También es verdad. ¿Que los siete fichajes no han funcionado? Parece evidente. ¿Que ver jugar al Madrid deprime al aficionado azulgrana? Normal, porque no hay color.

Y a pesar de todo, estos motivos siguen escondiendo la realidad más manifiesta: el proyecto de Xavi Pascual está agotado. Cuidado con la Liga ACB, porqué podría ser el enésimo salvavidas que le lanzan al entrenador azulgrana.

Tras asistir a la mayoría de encuentros de la temporada en el Palau, el autor ha entrado en fase de letargo (menos en Twitter): @GuilleAlvarez41