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Profesional a los 15, retirado a los 19: bienvenido a la vida de los eSports

Jugar de 10 a 12 horas diarias los siete días de la semana y sin apenas pausas: así es la vida de un gamer profesional en el mundo ultracompetitivo de los eSports.
screengrab from Google

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Starcraft es un juego situado en un futuro distante y en una galaxia muy lejana donde tres tipos de criaturas —los últimos humanos, conocidos como Terrans; los tecnológicamente avanzados Protoss; y unas criaturas insectoides llamadas Zergs— combaten por la supremacía. Es también un juego donde los mejores gamers del mundo pueden ganar un montón de dinero al jugar profesionalmente.

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En 2005, un tipo murió de agotamiento después de jugar más de 50 horas seguidas. Es una prueba de lo adictivo que llega a ser el juego.

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¿Cómo es la vida de un gamer profesional en Starcraft? Para descubrirlo hablé con Mac, un jugador de 19 años que ha vivido dentro y fuera de la esfera profesional desde que cumplió los 15.

¡Hola Mac! ¿Qué tal? Dime: ¿ya te has retirado de los eSports?

¡Hola! Bueno, yo no usaría la palabra retirado, aunque probablemente es bastante acertada. Todo el mundo tiene una visión distinta del retiro. Básicamente sigo formando parte del mundillo, ya que juego en mis ratos libres. Yo soy neozelandés, y aquí tengo muchas limitaciones, pero todavía estoy compitiendo… así que no me definiría como un jugador retirado. Hace un par de semanas me clasifiqué para un torneo en Polonia.

Por lo tanto, el juego era antes el centro de tu vida y ahora es una fuente de ingresos secundaria.

Sí, es más o menos eso. Ahora mismo el dinero es el principal incentivo. Bueno, y también lo sigo disfrutando.

¿En serio todavía lo disfrutas?

Cuando inviertes tanto tiempo en cualquier cosa creo que desarrollas un fuerte apego emocional.

¿Además de Starcraft, hay algún otro juego en el que te hayas especializado?

Creo que hay mucha gente que tiene la percepción de que las habilidades se pueden cruzar para convertirte en un experto en varios juegos, pero eso no es así. Empiezas desde cero cada vez que cambias. Hay algunas personas que cambian, pero son muy pocas ya que no es un plan muy bueno si pretendes tener éxito.

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Mac en acción en 2015

¿Cómo es estar en un mundo que prácticamente acaba de nacer y que muchos no reconocen como deporte?

Yo diría que los eSports solo fueron reconocidos como deporte al uso el año pasado… pero yo personalmente no los veo así. Nunca he pensado que los eSports fueran un deporte, y aún no lo pienso. Principalmente, los gamers dicen: "Oh, no necesitamos ser un deporte, solo ser nosotros mismos. No nos importa cómo nos definan".

A decir verdad, todo lo que hay alrededor de los eSports, desde la organización de eventos hasta la cobertura en medios, está copiando claramente la escena deportiva. Nos muestra hacia dónde vamos.

Creo que a los gamers no le gusta admitir que en realidad lo que quieren es ser aceptados en el mundo de los deportes convencionales… lo cual es, siendo sinceros, la meta definitiva de los eSports. Todo el mundo quiere reconocimiento. Eso vale mucho más que cualquier otra cosa.

¿Cómo es jugar a Starcraft en los torneos?

Los jugadores de Starcraft se encuentran en una situación un poco extraña: no tienen más remedio que segregar los respectivos torneos nacionales del internacional, porque allí dominan los surcoreanos.

Tú coges los 50 mejores jugadores de Corea del Sur y resulta que son mejores que todos los demás jugadores del mundo juntos: sencillamente, nadie es capaz de comparárseles… o al menos, no hay suficientes jugadores a su altura.

Esto es un problema grave, porque por un lado todo el mundo quiere ver a sus ídolos locales jugar, y por el otro, sin los surcoreanos no se puede jugar un torneo entre 'los mejores'. Es una cuestión de deportividad, en el fondo.

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Has mencionado que en tu país natal, Nueva Zelanda, no hay demasiadas oportunidades. ¿Cómo terminaste yéndote a California y luego a Suiza?

Cuando empecé a competir en 2012, los torneos montaban fases de clasificación para cada región. La nuestra en general era el sureste asiático, Australia y Nueva Zelanda. Nos daban una plaza por torneo; si ganabas, te pagaban los vuelos.

Básicamente, en 2012 gané y conseguí una plaza para un torneo en Tokio y para otro en Francia. Ambos se disputaron en apenas dos meses, así que todo fue muy inesperado para mí.

¿Qué edad tenías entonces?

Pon que unos 15 tacos.

Uau.

Sí, fue bastante sorprendente. Obviamente no había hecho nada así antes. En ese momento empecé a interesarme por el asunto de una forma más seria. No encontré un equipo inmediatamente; fue algo así como un año después. El dueño de un equipo americano se fijó en mí.

No se trataba de uno de los equipos más poderosos, así que tenían tendencia a elegir jugadores de países lejanos, poco conocidos… y poco exigentes. No me ofrecieron un gran contrato, sino simplemente un lugar en una casa para practicar.

Así es como funcionan muchos equipos, y no con los grandes fichajes ultracaros de los equipos más grandes.

Imagino que si uno de los grandes equipos te hubiese elegido habría habido una presión enorme sobre ti.

Sí, por supuesto. Y evidentemente habría existido también una gran presión sobre el equipo. En Internet todo se amplifica: la gente es celosa, así que si un jugador desentona en un equipo, los fans lo machacan. Todo el mundo es extremadamente crítico.

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Así que te trasladaste a California… y después a Suiza. ¿Por qué Suiza?

En pocas palabras, mi visado caducó. Quería irme a Europa y tenía pasaporte, así que me pareció más sencillo que todo el lío de los visados. Me fui allí y pasé alrededor de un año entrenando.

¿Cómo fue?

Pues no es precisamente relajado, no es el típico 'juego-cuando-quiero'. Me comprometí muy seriamente. Jugaba unas 10-12 horas al día los siete días de la semana y hacía muy pocas pausas; tenía mucho margen de mejora.

Mucha gente en los eSports —especialmente en Starcraft— ha superado ya la adolescencia; tienen 20, 25, incluso 30 años. Eso significa un montón de experiencia. En ese sentido tenía una desventaja enorme, así que jugaba para ponerme a la altura.

¿Qué ocurrió?

En el primer año que pasé en Suiza no logré clasificarme. El problema es que no estaba ganando nada de dinero y tenía que pagar el alquiler en francos suizos, lo cual no es precisamente barato.

Así que dependía de entrar en torneos en los que te dan, qué sé yo, 2.000 euros si logras entrar. Había clasificatorias, clasificatorias y más clasificatorias. En el último de todos, llegué hasta la última ronda y perdí la tercera partida… y ahí se acabó todo.

Al final, un equipo suizo me fichó, pero decidí volver a casa… y replantearme un poco la vida.