El escándalo del 'dopaje de Estado' amenaza el imperio ruso en el atletismo
Foto de Aleksey Druzhinin, Reuters.

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el 'spectre' del atletismo ruso

El escándalo del 'dopaje de Estado' amenaza el imperio ruso en el atletismo

Laboratorios secretos, organizaciones corruptas, complots internacionales... la credibilidad del atletismo ruso está amenazada por una trama que ni el autor de James Bond habría sido capaz de imaginar.

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Dick Pound, abogado canadiense y ex presidente de la AMA (Agencia Mundial Antidopaje), se sentó en su mullido sofá un día de diciembre del pasado 2014 con un bote de palomitas en la mano. Pound se acomodó, cogió el mando y le dio al 'play' a un documental con un título pomposo, a primera vista exagerado. No sabemos si el norteamericano era consciente en ese momento de lo que realmente iba a ver.

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La pieza en cuestión se llamaba Top-Secret Doping: How Russia makes its Winners (Dopaje Top-Secret: Cómo Rusia crea a sus Campeones). El documental fue emitido por la emisora alemana ARD en una noche cualquiera antes de Navidades, cuando las luces de colores endulzan nuestros corazones y nos hacen parecer mejores personas. Top-Secret Doping, sin embargo, no era una película americana cualquiera… sino un vídeo capaz de desatar el mayor escándalo de la historia del deporte mundial.

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El documental que Pound se sentó a ver utilizaba las historias de Vitaliy Stepanov y de Yulia Stepanova —un dependiente de la agencia anti-dóping de Rusia y una atleta descalificada por dopaje— para relatar el uso extendido y sistemático de sistemas de dopaje entre los atletas rusos de élite. Top-Secret Doping no solo mostraba la facilidad con la cual uno podía conseguir eritropoyetina (una sustancia dopante mejor conocida como EPO) en Rusia, sino también los mecanismos que se usaban en el país para esconder todas estas maquinaciones siniestras.

El buen Dick Pound —nuestro nuevo héroe gracias a su valentía… y a su nombre, que podría ser de personaje de cómic perfectamente— inició a una operación de investigación independiente comisionada por la AMA sobre el uso del dopaje entre los atletas rusos. Como si del MI6 se tratara, a Pound se le unieron el medio británico The Sunday Times y la emisora alemana ARD —muy interesada en descubrir la verdad, dado que fueron ellos quienes destaparon la historia por primera vez—. Las primeras investigaciones ofrecieron resultados desconcertantes que podéis leer completos aquí.

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El documental How Russia Makes its Winners en versión original. Los subtítulos en inglés están disponibles, pero por desgracia aún no están en español.

"Todo lo que aparecía en el documental era cierto. Es más, todo era peor de lo que pensaba", aseguró Pound durante una rueda de prensa ofrecida el pasado lunes.

Revisando más de 12.000 exámenes de sangre realizados a 5.000 atletas rusos en los últimos once años, Pound y sus nuevos aliados descubrieron un penetrante olor a mierda. Y no era precisamenteporque la sangre se hubiese pudrido: según los resultados de su informe, hasta un tercio de las medallas que Rusia ganó en pruebas atléticas de élite entre 2001 y 2012 podrían ser un fraude. Sencillamente, una gran mayoría de los atletas rusos que participaron en dichas pruebas habrían ido dopados hasta las cejas.

Nuestro héroe, el personaje de cómic de carne y hueso Dick Pound. Foto de Denis Balibouse, Reuters.

Los periodistas de The Sunday Times explicaron también en 2011 la AMA financió un estudio por parte de la Universidad de Tübingen, en Alemania, sobre el probable dopaje en el Mundial de Atletismo de Daegu, en Corea del Sur. Para esa investigación fueron entrevistados más de 1.800 atletas participantes en las distintas pruebas… de los cuales, más de un tercio habían infringido las normas anti-dopaje.

Lo más preocupante del caso, sin embargo, es que el estudio de la Universidad de Tübingen no llegó a ver la luz: quedó escondido y fue engullido por un torrente de mentiras, dado que la IAAF (Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo) acordó con la AMA que era mejor que no se supiera nada.

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Athletics doping scandal: key protagonists #WadaReport pic.twitter.com/mYzm4Sc5lJ
— Agence France-Presse (@AFP) November 10, 2015

"Declaraciones de testimonios y otras pruebas han aportado luz sobre un alto nivel de colusión entre atletas, entrenadores, médicos, federativos y agencias deportivas para proveer de manera sistemática a los atletas rusos de sustancias dopantes con el fin de alcanzar el principal objetivo del Estado: producir ganadores", escribió Pound en su informe. La complicidad para esconder el delito, pues, habría sido absolutamente masiva.

La bomba, sin embargo, no podía permanecer eternamente escondida. El asunto explotó hace escasas semanas y el castillo de naipes del atletismo mundial empezó a derrumbarse: sobre Rusia cayó una pesada atmósfera diríase que propia de la guerra fría.

Mariya Savinova disfruta de su medalla en las Olimpiadas del 2008. Foto de Eddie Keogh, Reuters.

El primero en caer fue el el ex presidente del IAAF, Lamine Diack; pronto siguieron otros dos de sus hombres, Gabriel Dollé —ex responsable de antidopaje de la IAAF— y Habib Cissé —ex asesor jurídico de Diack—, todos por presunta corrupción y blanqueo de dinero… y por haber encubierto multitud de casos de dopaje.

Papa Massata Diack, hijo del expresidente y exconsultor de marketing de la IAAF, cayó poco después. Posteriormente le llegaría el turno a Valentin Balakhnichev, ex tesorero de la IAAF y ex presidente de la Federación Rusa. Ambos dejaron sus cargos en la federación internacional tras la emisión del documental y el inicio de la investigación.

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En una rueda de prensa en Ginebra, nuestro héroe Dick Pound presentó al público presente —y a todo el mundo deportivo— la historia de un país, Rusia, con una máquina infernal perfectamente construida para crear campeones olímpicos: auténticos atletas perfectos. Para ello, su federación de atletismo se servía de contactos en las mayores organizaciones deportivas del planeta —la IAAF, la AMA y otras—, que se encargaban de cubrir cualquier caso de dopaje. El desconcierto se apoderó del público presente, que siguió atónito la presentación de Pound.

Sede de la IAAF en el Principado de Mónaco. Foto de Eric Gaillard, Reuters.

Del informe emerge una figura romántica que nos recuerda a las películas de James Bond, donde la represión y el miedo de la guerra fría se mezclaban con el horror de la ciencia: el tenebroso personaje de Grigory Rodchenkov. Rodchenkov, director de un laboratorio anti-dopaje ruso, fue debidamente instruido para poder destruir todas las pruebas en caso de emergencia. Y, por supuesto, así fue. Los tests desaparecieron misteriosamente justo antes de que los comisarios de la AMA llegaran a Moscú para investigar el pasado diciembre.

Pound aseguró al respecto que esta acción jamás habría sido posible sin la ayuda del ministro de Deportes ruso, Vitaly Mutko, quien por cierto es miembro de la FIFA y del comité organizador del Mundial 2018. Como podéis ver, solo falta meter a algún ex espía del KGB en la ecuación y ya tenemos tema para la película que llegue tras Spectre.

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Si hay alguien a quien la historia aún le parezca poca cosa, solo tiene que escuchar al propio Pound: según sus declaraciones, todo lo que sabemos hasta ahora solo es "la punta del iceberg".

El informe de Pound y la AMA habla de otra cosa que nos pone los pelos de punta, digna del propio Ian Fleming. Según la documentación reunida por el canadiense, en Rusia hay un segundo laboratorio anti-dopaje a unos cuantos kilómetros de Moscú. No cuesta mucho imaginar la situación: una instalación ultrasecreta a la cual los atletas acudían justo antes de los tests oficiales que debían hacer en el laboratorio de la AMA en el centro de la capital rusa. "Mi nombre es Pound, Dick Pound".

La misión de este segundo laboratorio era limpiar las venas y el cuerpo de los atletas de cualquier sustancia sospechosa para evitar que el primero descubriera el uso del dopaje. Más que limpiar, sin embargo, esta instalación digna del Doctor No servía para nublar los tests mediante una serie de operaciones que desconocemos pero que imaginamos bastante siniestras.

Por si ello fuera poco, los responsables de este segundo laboratorio exigían enormes sumas de dinero para compensar las operaciones que realizaban a los atletas. Según el informe, la ganadora de las dos últimas Maratones de Chicago, Lilija Šobuchova, habría pagado hasta medio millón de euros para asegurarse la 'limpieza'.

Dick Pound, a quien ahora vemos como una mezcla entre Sean Connery y Pierce Brosnan —a Daniel Craig aún no nos hemos acostumbrado del todo, disculpadnos—, afirmó que hubo "muchas interferencias e intimidaciones" por parte del gobierno ruso, "especialmente durante las inspecciones del laboratorio paralelo". Es por ello que Pound ha acuñado un término absolutamente glorioso: el "dopaje de Estado", algo que evidentemente el gobierno ruso niega en redondo.

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I am outraged that #WADA says steroid use is widespread in Russia. pic.twitter.com/WceQbmK2SK
— Vladimir Putin (@DarthPutinKGB) November 9, 2015

"El hecho de que personas de nuestro deporte hayan pedido dinero a atletas culpables del uso de sustancias dopantes es absurdo. estoy muy decepcionado, enfadado y desconcertado. Estos son días oscuros para el deporte", afirmó al respecto el nuevo presidente de la IAAF, Sebastian Coe.

Del mismo modo en que Bond necesita a M (al menos hasta Skyfall), Dick Pound necesita la ayuda de Sebastian Coe —antiguo atleta y actual Caballero del Imperio británico mejor conocido como Lord Coe—, el presidente de la AMA. Sin el británico, es imposible aclarar todo este escándalo. Durante la rueda de prensa, Pound declaró que Lord Coe era "el hombre perfecto" para poner un poco de orden el mundo del deporte ruso, manchado por la vergüenza del dopaje. Un británico investigando maldades en Rusia: Ian Fleming se habría frotado las manos.

El personaje de M, que en las películas de Bond interpretaba Judi Dench, es un hombre en la historia que protagoniza Dick Pound y responde al nombre de Sebastian Coe. Foto de Juan Carlos Ulate, Reuters.

Coe ha declarado que las sanciones posibles podrían incluir, entre otras penas, la exclusión provisional de Rusia de las Olimpiadas de Río de Janeiro. También podrían ser retiradas múltiples medallas conseguidas en la última cita olímpica, en Londres 2012.

Pound, por su lado, pide también que sean expulsados para toda la vida cinco entrenadores y el mismo número de atletas rusos de élite. Nuestro héroe también pide fuertes castigos para Sergei Portugalov, responsable de la Comisión Médica de la Federación Rusa de Atletismo; Mariya Savinova, medalla de oro en los 800 metros; y Ekaterina Poistogova, ganadora de la medalla de bronce. Para Pound, también debería excluirse a la federación rusa de todas las competiciones oficiales de atletismo del mundo durante dos años.

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Vadim Zelichenok, el presidente de la Federación de Atletas Rusos. Foto de Maxim Shemetov, Reuters.

"Nos hemos centrado en Rusia y en el atletismo en esta investigación, pero queremos dejar claro que Rusia no es el único país con un programa antidopaje inefectivo ni el atletismo el único deporte con este problema", aseguró Dick Pound en la rueda de prensa, justo cuando parecía que la pesadilla se hubiese acabado. "Kenya también tiene un grave problema", añadió, para que empezáramos a convencernos que en realidad hay mucho más de lo que pensamos.

La AMA sigue investigando en el frío ruso. Aunque nos gusta pensar que podemos dormir tranquilos porque ellos están ahí vigilando para que el atletismo sea un deporte limpio, lo cierto es que sigue habiendo multitud de otros casos escondidos. El propio Pound aseguró que había reservado parte de la información que había recogido para no complicar otras investigaciones por parte de la Interpol, que dada la gravedad del caso decidió iniciar una investigación a nivel global por su lado. ¡Si es que en la historia tenemos hasta la Interpol! ¿Qué más puede faltar, alguien que haga de Q?

Not overly surprised by the #WADA revelations about Russian athletes. The signs have been there since the 80s… pic.twitter.com/ZX7z23sK1s
— Nico Fell (@nicofell) November 9, 2015

El gobierno ruso ha actuado como suele hacerlo siempre: de forma fría y con una tenebrosa seguridad en sí mismo. Los distintos portavoces estatales han asegurado que todas estas acusaciones son infundadas y maliciosas y que deberían ir acompañadas de pruebas que aún no se han presentado. En caso de duda, el Kremlin ha asegurado que no tiene ninguna constancia de todos estos laboratorios paralelos y ha negado completamente la posibilidad de que exista un 'dopaje de Estado' como sugiere Pound.

A Lord Coe y a nuestro Dick Pound, pues, les queda mucho trabajo por hacer. Eso sí, no nos extrañaría que en cualquier momento de la investigación le pidieran al barman más cercano un Martini con vodka… mezclado pero no agitado, por supuesto.