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¡no se puede saber!

¿Quién me ha robado la camiseta? El día en que Jordan jugó con el número 12

En un partido frente a los Orlando Magic disputado en 1990, Michael Jordan apareció sin uno de sus rasgos más característicos: la camiseta con el 23 a la espalda. Aquí tienes el por qué.
Foto: S. Butler/Getty Images

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La semana pasada fue el cumpleaños de Michael Jordan. En las redes vimos sus mejores mates, sus momentos históricos y sus colecciones de zapatillas deportivas, y eso está bien: recordar al mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos nunca sobra. Afortunadamente, nadie decidió hacer un artículo de cómo es posible que Jordan vista tan mal, pero esa es otra historia.

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Como en VICE Sports nos gusta buscar historias distintas, decidimos traerte una curiosidad para recordar al bueno de Mike: la ocasión en la que Jordan no jugó ni con su 45 inicial ni con su legendario 23… sino con el 12.

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No te voy a mentir: la primera vez que vi las imágenes pensé que estaba siendo víctima de un post de broma o de algún listillo que se puso las pilas con Photoshop. Sin embargo, me decidí a indagar y encontré que efectivamente Jordan había jugado un partido con el 12 a la espalda.

Al principio pensé que detrás de algo así habría alguna historia heroica: quién sabe, tal vez Jordan colaboraba así con alguna campaña solidaria, o cumplía 12 años de casado, o… no sé, algo bonito.

Pero no.

El 23 de Michael Jordan en los Chicago Bulls se convirtió en uno de los dorsales más reconocidos del universo del deporte. Imagen vía usuario de Twitter Jason H. Smith.

Era el 14 de febrero de 1990 y los Chicago Bulls se preparaban para cerrar su gira de seis partidos frente a los Orlando Magic. Estamos hablando del primer año de los Magic en la liga, así que a priori no parecía un duelo demasiado complicado para los Bulls. El problema es que el enemigo, por una vez, no estaba dentro de la pista… sino fuera.

Hay quienes dicen que fue apenas 15 minutos antes del salto inicial. Otros aseguran que ocurrió varias horas antes. Lo que nadie niega es que alguien entró en el vestuario de los Bulls, agarró descaradamente la camiseta con el número 23 y se lo llevó a su casa.

Cuando los utilleros de los Bulls descubrieron el robo empezó una búsqueda frenética por todo el pabellón. La locura llegó a tal punto que los miembros del 'staff' de los Bulls empezaron a pedirle a personas del público que llevaban la camiseta de Jordan que se la prestaran para ver si era de la talla de Mike. La idea no tuvo éxito, y el equipo de seguridad del Orlando Arena juntó a todos sus trabajadores para registrarlos y registrar el lugar buscando la camiseta con el 23.

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Jordan siguió vistiendo su característico número 23 incluso durante su discutible aventura en los Washington Wizards a principios de la década de los 2000. Imagen vía Reuters.

No hubo éxito.

Normalmente, como es lógico, los equipos de la NBA viajan con varias camisetas de repuesto por si pasara algo: si alguna se mancha de sangre o si LeBron decide arrancarse las mangas, hay varias más a su disposición para que todo pueda seguir adelante.

Desafortunadamente, en ese partido concreto, los utilleros no se habían llevado una camiseta de repuesto para Jordan. Lo que sí llevaban era un jersey anónimo con el número 12 y sin apellido en la espalda. Asumiendo que has leído los párrafos anteriores, creo que ya te podrás imaginar cómo terminó la cosa.

El cambio de número no afectó para nada el juego de Jordan, que acabó el partido con 49 puntos en 47 minutos. Chicago logró una ventaja de dos dígitos en el tercer cuarto, pero Orlando sacó la garra y logró forzar una prórroga. Los locales, de hecho, terminaron imponiéndose contra pronóstico por 135 a 129.

Se rumorea que al terminar el partido Jordan rehusó a firmar ni un solo autógrafo. Había jugado sin su camiseta mágica y había perdido: imposible de tolerar para alguien como Mike.

Foto de Fernando Medina, Getty Images.

Todo esto me lleva inevitablemente a preguntarme si el tipo que robó la camiseta planea venderla por Internet algún día, o si se la puso, salió del estadio con un sombrero y gafas oscuras y emigró directamente a las islas Caimán para disfrutarla sin que nadie le incordie.

La otra opción es que nadie la robara: quizás simplemente los utilleros se la dejaron en el avión, en el hotel o en el pabellón en el que habían jugado su anterior partido y montaron toda esta historia para disimular la cagada.

El giro de guion que más me molaría, sin embargo, es la posibilidad de que fuera el propio Jordan quien, en un arranque de excentricidad, se hubiera robado a sí mismo la camiseta con algún fin oscuro. ¿Quizás para guardarla en una caja fuerte y venderla al cabo de treinta años? ¿Tal vez para jugar con un número distinto y ganar así alguna apuesta raruna? ¡No se puede saber!

Quien debería estar indignado con todo esto, en cualquier caso, es John Stockton, que jugótoda la vida con el 12 a la espalda. Jordan no solo le negó dos veces el anillo, sino que además le robó el número en un partido frente a Orlando. ¡Sé un poco más magnánimo, Mike!

Sigue al autor en Twitter:@Zananassi