Pero a ver: ¿de quién son propiedad los tatuajes?
Jason Getz-USA TODAY Sports

FYI.

This story is over 5 years old.

tatuajes

Pero a ver: ¿de quién son propiedad los tatuajes?

El tatuador de LeBron James demandó a los creadores del videojuego NBA 2K porque habían usado sus diseños sin permiso. ¿De quién son, realmente, los derechos de este tipo de creaciones?

Sigue a VICE Sports en Facebook para descubrir qué hay más allá del juego:

El 1 de febrero, Solid Oak Sketches, una pequeña agencia que representa a artistas del tatuaje, demandó a los creadores de la popular serie de videojuegos NBA 2K por un millón de euros.

El motivo era que el NBA 2K reproduce digitalmente los tatuajes de los jugadores de baloncesto más populares, especialmente los de LeBron James y Kobe Bryant… sin el permiso de los artistas que los tatuaron en el mundo real.

Publicidad

El caso cuenta con muchos factores únicos y complicados, pero en el fondo lo que plantea es una cuestión jurídica fundamental y cada vez más importante que aún no se ha resuelto: ¿quién es dueño de los tatuajes?

Más baloncesto: Nadie vio el mejor partido de baloncesto de todos los tiempos

La respuesta puede parecer obvia: los tatuadores cobran por su trabajo, y además tienen la razonable expectativa de que su diseño será visto por los demás, ergo deberían sentirse compensados por ello. Así lo explica Yolanda King, profesora asociada en el College of Law de la Universidad de Northern Illinois, en EEUU.

King, que también es consejera del bufete Advitam IP —centrado en la ley de propiedad intelecual—, explica que cuando el artista Shawn Roma tatúa a LeBron James implícitamente le está dando una licencia para mostrar el tatuaje en el campo, en la televisión y en cualquier otro lugar donde una cámara pueda grabarlo. Roma es poseedor del diseño; James posee el derecho a mostrarlo.

Pero cuando un tatuaje lo luce un famoso y el diseño se copia, se recrea y se vende con fines lucrativos por parte de terceros, la cuestión de la propiedad se convierte en un tema mucho más espinoso.

El NBA 2K promociona públicamente sus gráficos ultra-realistas y también destaca el diseño del jugador, señalando específicamente la recreación del tatuaje como un elemento esencial del realismo que consigue.

En los anuncios del juego aparecen tatuajes de diversos jugadores de la NBA, pero sus desarrolladores no tienen el permiso ni los derechos legales de esos diseños. De algún modo, lo que hace el NBA 2K con los tatuajes es similar a si usara fotos sin licencia para promocionar el juego.

Publicidad

De acuerdo con el expediente judicial, los abogados que representan a Solid Oak Sketches se acercaron en julio a Take Two Interactive Software, los creadores de la serie NBA 2K, para informarles de la infracción que habían llevado a cabo sobre los derechos de autor; intentaron resolver el caso de forma "discreta y amistosa". La idea era concederles una licencia ad hoc para poder usar los tatuajes y a la vez cerrar un contrato de confidencialidad para que nadie conociera el apaño.

Más que tatuajes, LeBron James parece tener mapas de carreteras en los brazos. Seguro que la M30 figura en algún lugar. Foto de Kyle Terada, Reuters.

Por razones que no están claras, sin embargo, las conversaciones se estancaron y Solid Oaks acabo demandándoles. Desde VICE Sports nos pusimos en contacto con Take Two Interactive, pero sus representantes declinaron responder a nuestras preguntas.

Esto puede parecer sencillo: Take Two infringió los derechos de autor, ergo debería pagar por daños y perjuicios. Yolanda King lo explica de una forma simple: los tatuajes tienen derechos amparados por las leyes de propiedad intelectual. Eso no se puede discutir. También está bastante claro que Take Two violó estos derechos mediante la representación de las obras en un medio digital y al utilizarlos para promover y vender su producto sin el permiso del artista.

Diáfano, ¿no?

J.R. Smith pugna con un balón con Pau Gasol en 2008. No sabemos si los tatuajes impresionaron demasiado al bueno de Pau. Foto de Lucy Nicholson, Reuters.

Pues no. Resulta que por un lado los tribunales estadounidenses casi nunca se han pronunciado sobre la propiedad intelectual de los tatuajes. Además, hay algunos factores que lo complican; sobre todo, el pequeño problema de que el "medio" en el que se expresa el arte es… bueno, el cuerpo de otra persona. Los derechos de autor de, por ejemplo, un libro, son bastante sencillos de dirimir: se trata de una obra escrita, física, y queda muy claro a quién pertenece.

Publicidad

Sin embargo, un tatuaje solo puede, por definición, existir en el cuerpo de otra persona. El individuo que lleva el tatuaje, sin duda, tiene la propiedad de su propia piel, pero… ¿y la del tatuaje en sí? ¿Cómo se dividen los derechos?

En España, el tatuaje en sí se considera una obra como cualquier otra, sujeta a la Ley de Propiedad Intelectual; según el artículo 51, ser el propietario del soporte no te convierte en el propietario del diseño en sí. El hecho de llevarla sobre la piel, pues, es solo una anécdota, y si puedes exhibirlo por el mundo es principalmente porque existe un acuerdo tácito con su autor —a quien ya le va bien que lo exhibas para darse notoriedad.

Deron Williams, de los Dallas Mavericks, interpone sus tatuajes en el camino de Kyle Anderson, de los San Antonio Spurs. Foto de Jerome Miron, Reuters.

En el caso de la NBA, sin embargo, la respuesta a este problema no es tan clara: se han presentado pocas demandas relacionadas con los derechos de propiedad intelectual del tatuaje, así que la jurisprudencia es escasa. En parte, el motivo por el cual no son muchos los tatuadores que han actuado como demandantes está relacionado con las normas sociales de la industria, en la que la copia de un diseño a menudo se percibe como una forma de adulación y publicidad… sobre todo si el diseño en cuestión está tatuado en el cuerpo de un famoso.

"Por eso a los tatuadores normalmente no les importa renunciar a los derechos: porque significa más publicidad para ellos y el mantenimiento una buena relación con el famoso que lleve su dibujo, que ya es cliente… y que además atrae a nuevos clientes", explica la abogada King.

Publicidad

Las pocas demandas que se han presentado en EEUU se resuelven fuera de los tribunales, normalmente mediante el pago de sumas de dinero no reveladas. Uno de los primeros casos relacionados con propiedad intelectual de los tatuajes aconteció en 2005, cuando un artista demandó a Nike y al jugador de la NBA Rasheed Wallace porque habían recreado algunos de sus diseños en un anuncio de Nike.

El artista argumentó que el anuncio infringía la ley de propiedad intelectual porque no se limitaba a mostrarlo en el cuerpo de Wallace, sino que se re-dibujó digitalmente. Nike resolvió el problema pagando antes de llegar a los juzgados.

En 2011 llegó otro caso sonado. Victor Whitmill, el artista que creó el tatuaje que lleva Mike Tyson en la cara, demandó a Warner Bros. porque la productora recreó el tatuaje en la cara de Ed Helms en la película Resacón en Las Vegas 2. La Warner también utilizó el diseño en la publicidad del filme.

El caso se resolvió, como en el episodio de Nike y Wallace, con el pago de una suma de dinero no revelada. Algunos expertos legales predijeron que en un futuro habría una ola de demandas similares, porque los tatuadores tendrían la facultad jurídica para impugnar la violación descarada; sin embargo, como explica King, ya ha pasado mucho tiempo y esta ola de ataques legales aún no se ha producido.

Mike Tyson luciendo su tatuaje característico en la cara. A su tatuador no le hizo gracia que Warner Bros. usara su creación en la película Resacón en Las Vegas. Foto de Carlo Allegri, Reuters.

Aún así, como sabe cualquiera que esté familiarizado con la ley de propiedad intelectual e Internet, hacer cumplir la ley propiedad intelectual muchas veces se convierte en una lucha alejada de la propia ley. En los casos de películas de grandes estudios y videojuegos, en los cuales hay mucho dinero en juego, hay muy pocos incentivos para los Warner Bros. o Take Two Interactive de turno para romper con la práctica actual de robar los diseños y esperar a ver si te pillan.

Como explica King, las empresas están tomando la decisión financiera racional: intentamos hacernos los listillos… y si nos enganchan, pagamos la multa porque ganamos más con los anuncios. Y todos contentos, ¿no?

Sigue al autor en Twitter: @A_W_Gordon