Del bar al Mundial en cinco años: así se implantó el fútbol gaélico en Galicia
Imágenes cedidas por Selección Gallega de Fútbol Gaélico

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tradición y raíces

Del bar al Mundial en cinco años: así se implantó el fútbol gaélico en Galicia

Llegó hace poco a Galicia y en dos participaciones en el Mundial ya cuenta con un subcampeonato y un tercer puesto. Esta es la historia de la única selección oficial gallega.

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Si España tiene un Mundial de fútbol, Galicia tiene un subcampeonato del mundo… en fútbol gaélico. Y aquí estamos para contarte la historia de la única selección gallega reconocida oficialmente por un organismo deportivo de alto nivel —en este caso, por la Asociación Atlética Gaélica (GAA).

A principios de agosto, los combinados masculino y femenino participaron en Dublín en los segundos Gaelic World Games de la historia, un evento que reúne a más de 1 200 deportistas de diez regiones distintas. Los chicos han vuelto con la medalla de bronce y las chicas han sido quintas.

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Aunque los inmigrantes irlandeses ya habían importado el deporte a España, solo ha arraigado en Galicia y en cinco años han pasado de un pub de A Coruña al principal campeonato de la disciplina en Irlanda, la cuna de los deportes gaélicos.

Una imagen imprescindible en fútbol gaélico: la foto de ambos equipos después de jugarse, en este caso, la medalla de bronce.

Que Galicia despunte en esta disciplina tiene sus motivos. Para empezar, el folklore de ambas tierras —por ejemplo la música celta— es similar e incluso hay historiadores que defienden el origen gallego de Irlanda, como se explica en el Libro de Conquistas Irlandesas.

"Éramos como un grupo de frikis descubriendo un deporte nuevo, autodidactas y sin más equipos cerca aprendimos la mayoría de cosas de Youtube", explica Alberto Méndez, cofundador del Fillos de Breogán, el equipo de colegas que implantó el fútbol gaélico en Galicia.

La selección nació algo más tarde, en 2012, y fue reconocida por la GAA después de un encuentro con la selección de Bretaña. "Que Galicia tenga selección propia enorgullece a los integrantes de otros deportes minoritarios, es nuestro tesoro", afirma Pedro Villarino, que fundó el Fillos y colabora con la prensa gallega en temas de fútbol gaélico.

Cuando viajaron al Mundial, el fútbol gaélico todavía no era un deporte reconocido por la Xunta, una lucha que acaban de ganar hace una semana. "Es un deporte amateur y no queremos perder los valores originales, como ha pasado con el fútbol convencional", comenta Alexandre 'Jano' San Martín, el seleccionador masculino. "Incluso en los niveles superiores no se cobra por jugar y tampoco hay traspasos o fichajes. Si tu naces en Santiago de Compostela vas a jugar allí toda tu vida".

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Sin lujos: los integrantes de la selección hicieron a la vez de organizadores, jugadores y… cocineros.

Viajaron al Mundial sin ninguna ayuda externa. Hicieron rifas, lucharon por conseguir un pequeño patrocinio y usaron algunos fondos de la Asociación Galega de Fútbol Gaélico, y reconocen que fue una experiencia inolvidable. "Allí es el deporte nacional por excelencia, todo el mundo jugó o juega al fútbol gaélico o al hurling. Los futbolistas son estrellas como en España, aunque no cobren. Es algo que se vive a tope", comenta Alba Fontán, capitana del combinado femenino.

"Es comparable a un derbi entre el Dépor y el Celta. El ambiente es una fiesta y lo entienden como una parte de su cultura e identidad", añade Villarino. "Para nosotros jugar en sus campos, con su público y en el país donde nació el deporte fue una experiencia difícil de repetir", asiente 'Jano'.

Integrantes de la selección masculina y femenina posan en el Croke Park, donde se disputaron las finales.

El estadio de Croke Park, donde se jugaron las finales de las distintas competiciones, tiene capacidad para 82 000 espectadores. "En A Coruña tenemos a un irlandés de 70 años que está casado con una gallega y siempre nos viene a ver… no falló a la cita en su país", comenta Méndez.

Pocos familiares viajaron, pero algunos aprovecharon la semana que pasaron las selecciones en Irlanda para hace turismo y disfrutar de un deporte que crece a muy buen ritmo. "En los últimos años estamos creciendo muchísimo, especialmente en categoría femenina. Cuando empecé éramos tres equipos y ahora somos diez. Cada año se suman dos o tres a la liga", explica con ilusión Alba Fontán.

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La selección femenina se llevó la 'Shield Cup', que vendría a ser la copa de los equipos que no llegan a las semifinales.

"El siguiente paso es darle un toque más profesional, a pesar de que en Irlanda sigue siendo un deporte amateur. Lo digo más en un sentido de estar igualado con el resto de deportes", apunta Méndez sobre la evolución del deporte en Galicia y España. En Barcelona, Madrid, Valencia y Sevilla hay más equipos, aunque la mayoría de sus integrantes son estudiantes de erasmus o expatriados irlandeses.

Galicia cuenta a día de hoy con quince equipos masculinos y diez femeninos. Según sus cálculos, en la comunidad autónoma habrá unas 600 o 700 fichas de atletas y no pueden formar su propia federación debido a los requisitos oficiales, que piden cierta antigüedad y un mínimo de 30 equipos, "aunque en halterofilia pasa lo mismo y sí que existe", apunta Méndez.

La selección de turismo: el deporte gaélico potencia el lado más humano y familiar de los equipos.

Como Escocia o Gales en el fútbol, la selección galega quiere seguir compitiendo a nivel internacional aunque surja un combinado español. "Estamos muy orgullosos de representar a Galicia a este nivel. Somos una comunidad muy pequeña, así que los que viajamos sentimos que representamos a los de casa; es algo muy emotivo", asegura Villarino.

Uno de los elementos clave en el fútbol gaélico es la integración y el compañerismo. La juventud del deporte en España también es un aliciente añadido. "Como llevamos solo cinco años, cualquiera que se apunte pilla el nivel en dos o tres meses. En el fútbol convencional si entras siendo un zoquete saldrás siendo un zoquete", dice Méndez.

La selección femenina durante uno de sus terceros tiempos, una tradición sagrada en el fútbol gaélico que incluye cenas, copas y cerveza.

A pesar de competir al máximo nivel, lo importante es no perderse nunca el tercer tiempo. "Hay que ir a tomarse algo o a cenar después de los partidos, por supuesto", comenta Fontán. La selección gallega, ante todo, es como una familia.

Estando en Dublín, en la cuna de su deporte y de la buena cerveza negra, no podía faltar un brindis hacia el futuro.

Sigue al autor en Twitter: @GuilleAlvarez41