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La provocación definitiva: por qué las bofetadas son los nuevos puñetazos de las MMA

A priori, las bofetadas parecen un chiste de mal gusto en las artes marciales mixtas... pero sin embargo, los hermanos Diaz las han convertido en un arma tan eficaz como infravalorada. Conor McGregor puede dar fe de ello.

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La pelea entre Nate Diaz y Conor McGregor levantó una enorme expectación. El campeón de los pesos pluma es una estrella global y su fama no para de crecer: ni siquiera la derrota en ese combate pudo afectar su indestructible popularidad.

Antes del combate, no obstante, hubo una pregunta curiosa que corrió entre los fans, a media voz pero con insistencia: "¿Abofeteará Nate a Conor?".

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Para un fan de las artes marciales, dar una bofetada puede sonar ridículo: sería el equivalente a que un glamuroso duelo de espadas se llevara a cabo con palos cutres. "Si quieres hacer daño al rival, cierra el puño y golpea con fuerza", pensarán los aficionados al deporte.

Abofetear, sin embargo, puede ser un gesto bastante más útil de lo que uno podría imaginar.

La llamada 'bofetada de Stockton' se ha convertido en un clásico de las peleas de los hermanos Diaz. Tanto Nate como Nick la usan con cierta frecuencia: de hecho, Nick la utilizó en uno de sus combates más importantes, la pelea frente a Robbie Lawler. El californiano sorprendió a todo el mundo intercambiando golpes con Lawler a pesar de llevar la vitola de ser especialista en jiu-jitsu.

La intención de Diaz, más que dañar a su rival, era provocarle. Nick pretendía que Lawler se le acercara para poder lanzarle su temible golpe con la derecha. La provocación tuvo su efecto, y la bofetada su utilidad: al ser más larga que el puñetazo, el movimiento de Diaz alcanzó a Lawler. Debajo de estas líneas está el momento concreto: se aprecia cómo Diaz usa varios recursos, pero en realidad lo que intenta es lanzar el gancho de derecha una y otra vez.

Las provocaciones de Diaz tuvieron efecto, y Nick pudo colarse pronto en la mente de Lawler para llevárselo a su territorio. En el segundo round, Robbie cayó en la trampa del luchador californiano, se adelantó de forma imprudente y recibió un directo de derecha que lo mandó derechito al suelo —sí, el juego de palabras es terrible, pero no me he podido resistir—.

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Aquí está la gran ventaja de usar las bofetadas en un combate del UFC: desconciertan y desconcentran al rival. Es como cuando Anderson Silva no encuentra el ataque efectivo y comienza a hacer movimientos extraños; aún hay muchos fans que se refieren a esto como "payasadas", en vez de ver en ello a una táctica para recuperar la iniciativa.

El propio Nick Diaz hizo algo similar en su combate frente a Carlos Condit, una pelea que aún hoy levanta polémica. En un momento dado, Diaz lanzó una bofetada que atravesó la guardia de Condit; fue una manera de intentar recuperar el control del choque… a pesar de que finalmente el californiano terminó cayendo ante Condit.

Ojo, sin embargo: la bofetada no solo es una provocación. En algunas circunstancias puede ser tan efectiva como un golpe, y aunque normalmente no provoca tanto daño, en la inmensa mayoría de los casos es mucho más segura.

Mírate, por ejemplo, cualquier combate de los hermanos Diaz y verás que el denominador común entre el boxeo de ambos es el gancho de derecha. Nick suele presionar y lanzar golpes al cuerpo, mientras Nate prefiere pelear a distancia y contraatacar, pero ese gancho de derecha es un golpe clave para ambos. No obstante, en lugar de intentar lanzarlo constantemente y agotarse por el camino, ambos prefieren tirar una bofetada cuando no pueden alcanzar al rival. En boxeo, el término que se suele usar para describir esto es cuffing.

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En el boxeo, el cuffing es popular porque los nudillos están cubiertos con el relleno del guante, mientras que la palma y el hueso de la muñeca están mucho más descubiertos; se puede hacer bastante más daño de lo que parece con una bofetada.

Si quieres encontrar ejemplos en el boxeo, solo hay que ver un combate de Muhammad Ali. El estadounidense no giraba la muñeca cuando lanzaba ganchos, sino que abofeteaba oponentes con el interior de su guante. Algunas veces el árbitro le exhortaba a dejar de hacerlo, pero en general Ali podía usar este gesto con total libertad.

¿Te sorprende tal vez? Los boxeadores profesionales, incluyendo al que se supone que es el mejor de todos los tiempos, suelen abofetear siempre que les puede ser útil. Cuando tratas de lanzar un gancho y no logras conectarlo, normalmente terminas golpeando con los dedos: lo más habitual es que no se le dé demasiada importancia, pero puede ser útil… y tiene una ventaja desde el punto de vista morfológico.

En las MMA, es habitual hacerse daño al golpear con los nudillos desnudos; muchos de los mejores luchadores hace años que optaron por usar guantes —incluso antes de que fueran obligatorios. Pero al abrir la mano y exponer la palma, estás quitando esos huesos fáciles de fracturar de la ecuación. El daño infligido es menor, pero el recibido también.

A Igor Vovchanchyn se le recuerda como uno de los peleadores con más potencia de la historia de las MMA; no obstante, al empezar en las peleas a puño limpio, pronto se dio cuenta de que la precisión era clave. Para sus golpes usaba la palma o la muñeca, y solo lanzaba sus puños en golpes bien combinados en los que veía que tenía buenas posibilidades de conectar con seguridad. Aquí tienes un ejemplo.

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Bas Rutten, uno de los mejores golpeadores de la promotora japonesa Pancrase, podría escribir un libro sobre la utilidad de golpear con la palma. Solo hace falta ver su ataque a la nariz de Masakatsu Funaki en el combate que les enfrentó… o mejor aún, los golpes a Frank Shamrock mientras estaba apoyado en una pierna. Una escena… inolvidable.

Sí, por raro que pueda parecer, una bofetada —o, al menos, un golpe con la palma de la mano— en el lugar y momento correctos puede ser tan devastadora como un puñetazo. Un golpe acertado alrededor de la oreja provocará problemas en el equilibrio del rival.

Solo hace falta ver, por ejemplo, a Chael Sonnen frente a Anderson Silva; cuando el brasileño le había atrapado en el suelo, el estadounidense se dedicó a golpearle con las palmas en la cabeza para desgastarle y evitar males mayores. Evidentemente es un recurso de urgencia, pero no por ello debe dejar de tenerse en cuenta.

Más allá del análisis digamos 'científico' del uso de las palmas, también encontramos una parte 'mística' que principalmente consiste en un montón de tonterías —como suele pasar con lo místico, por otro lado—. Algunos artistas marciales consideran que golpear con la palma causa una conmoción que resuena a través del cuerpo. En el kung-fu hay golpes de este tipo; en el estilo filipino del Eskrima, un arte marcial descendiente de la esgrima española, se usan los ataques con la palma por esa misma razón.

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Cuando construyes un arte marcial a base de tonterías.

La bofetada, en suma, es exactamente lo que parece: un golpe largo y en general suave con la palma cuyo principal fuerte son las connotaciones que tiene. Si abofeteas a alguien en una pelea, puede que sea puramente por desesperación al no lograr nada, pero lo más probable es que el rival se sienta obligado a responder… y que tú puedas sacar ventaja de ahí.

En cualquier caso, el hecho de que Justin Bieber asegurara que el estilo de combate de Nate Diaz es "basura" hizo que todos los fans esperásemos, impacientes, a que Nate responda a la provocación. ¿Veremos tal vez un Diaz vs. Bieber en el evento UFC 200? Seamos sinceros: a estas alturas, sería la única pelea que tendría sentido de verdad.

Sigue al autor en Twitter: @JackSlackMMA