Esa asquerosa máquina de hacer dinero llamada Super Bowl
Photo by Bob Donnan-USA TODAY Sports

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Super Bowl 50

Esa asquerosa máquina de hacer dinero llamada Super Bowl

Cada deporte tiene su mecanismo para elegir al mejor entre los mejores, pero ninguna disciplina ha logrado crear un evento tan brutalmente sobredimensionado como la Super Bowl de la NFL.

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La Super Bowl es un evento único: un solo partido que decide, con carácter retroactivo, quién se merece la gloria entre los 32 equipos que compiten en la NFL norteamericana después de meses y meses. El hecho de que todo se decida al final no representa nada curioso en el mundo del deporte: en las mayorías de las competiciones es así como se decide el ganador.

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La única diferencia cuando hablamos de la NFL es que todo tiene que ser más grande, más fuerte, más impactante —puro estilo yankee, para decirlo con otras palabras. Al fin y al cabo, cincuenta años consecutivos de Super Bowl no son un hito a despreciar.

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El fútbol americano sigue creciendo en todo el mundo: la NFL es un gigante de mil millones de dólares que esta misma semana anunció un nuevo flujo de efectivo de más de 450 millones de euros procedentes de las cadenas CBS y NBC. Las amenazas que se ciernen sobre la competición, como la preocupación por la salud de los jugadores, no parece haber tenido ningún efecto tangible sobre las operaciones de la NFL o sobre el apetito de la gente por el fútbol.

La NFL, pues, parece imparable. La demanda de sus productos nunca ha sido tan alta como ahora, hasta el punto que las objeciones morales palidecen en comparación con el dinero efectivo que mueve su gran final, la Super Bowl. Las entradas más repugnantes en el rincón más recóndito del Levi's Stadium de San Francisco para la final de este año tienen un precio de unos 3.700 euros; en otras palabras, la mayoría de los seres humanos vivientes no se las pueden permitir. Ni siquiera soñarlas, de hecho.

Según las casas de apuestas, los Panthers tienen muchas posibilidades de llevarse el gato al agua: lo más probable es que su entrenador Ron 'Riverboat' Rivera gane con un planteamiento tan pesado y conservador como efectivo. Los Broncos, por su lado, también podrían regalarnos algunas sorpresas y hacer que su defensa tenga un rol principal en el partido. Pero en esta Super Bowl, como en todas los demás, nada es seguro hasta el último segundo.

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Cuando ganas a los Patriots y sabes que todo el mundo está contigo. Foto de Mark J. Rebilas, USA TODAY Sports.

Los Broncos están guiados por Peyton Manning, conocido por haber coleccionado tantas temporadas exitosas cómo franquicias de pizzerías. Después de 17 temporadas en el campo, de varias operaciones de cirugía en el cuello y de un extraño escándalo de dopaje, incluso Manning admite que este partido podría ser su "último rodeo", lo cual resulta ser un divertido juego de palabras para alguien que nació casi literalmente con un traje de golf.

Si de verdad tomase la decisión de retirarse después de esta Super Bowl, Manning dejaría el mundo del fútbol americano tras haber acumulado unos números increíbles: Peyton ha ganado 186 partidos, una cifra solo comparable a las victorias de Brett Favre. Para un jugador tan condecorado como él, un segundo anillo de la Super Bowl representaría la guinda del pastel.

Aunque el Manning dominante de otros tiempos ya no existe, el jugador de ahora sigue siendo un superviviente que ha conseguido mantener vivo el juego de Denver a pesar de que en octubre todo el mundo les daba por muertos. Él y su equipo han sido capaces de huir de la tumba que el mundo les había cavado gracias a su defensa: a pesar de todas las complicaciones, los Broncos fueron capaces de ganar a los New England Patriots en la final de división. Su camino a la Super Bowl parece más un milagro que otra cosa, pero ahí están igualmente.

En este sentido, la teoría según la cual Manning puede ganar todos los partidos que juegue se ha metido en la cabeza de los aficionados. Si los Broncos ganan la Super Bowl será debido a su feroz defensa, al oportunismo del equipo o a que un dinosaurio volador gigante se lleve a Cam Newton durante la actuación que hará Coldplaydurante la media parte. En ningún caso será por su línea ofensiva aburrida e ineficaz —ergo, no será por Manning.

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Infinitamente complicado salir de esa situación. Foto de Ron Chenoy, USA TODAY Sports.

Hablando de los Carolina Panthers, su 'quarterback' —y seguramente su estrella— es el mencionado Cam Newton, cuya forma de jugar parece especialmente diseñada para destrozar la defensa de los Broncos. En pocos años, Newton ha pasado de ser un jugador que necesitaba una provocación directa para rendir a ser la pieza clave para coordinar las órdenes del entrenador ofensivo del equipo, Mike Shula —qué precioso apellido, por cierto—.

La prensa ha recurrido a muchos adjetivos para intentar describir al actual MVP, pero ninguno parece ser bastante explicativo: todos los ojos presentes en esta Super Bowl —especialmente los del dinosaurio volador— estarán centrados en Newton. Tanto si lo queréis como si lo reprocháis, Cam es el personaje del año. Su manera de festejar los puntos que consigue suele provocar la rabia de sus adversarios: si Neymar genera debate con sus regates, Newton es el crack de las celebraciones.

Meterse en la zona de touchdown puede ser muy complicado, pero nosotros sufrimos más por el compañero que le está dejando el camino 'libre'. Foto de Jeremy Brevard, USA TODAY Sports.

Bueno, ahora que ya te he pegado una buena paliza introductoria, vayamos al lío: ¿será o no un buen espectáculo la Super Bowl 50?

Mira, si tengo que ser sincero, eso tampoco tiene mucha importancia. La intención es que la gente gaste mucho dinero y disfrute del espectáculo musical durante la media parte. Probablemente la presencia de Coldplay hará que la audiencia aumente, pero ello no garantiza en absoluto que haya mayor calidad.

Me explico. La media parte de la Super Bowl es el evento musical más seguido en todo el mundo: este año podremos disfrutar a Lady Gaga —que se encargará de hacernos sangrar las orejas interpretando el himno estadounidense—, luego de Coldplay —que a día de hoy, superada su época depresiva, parece el grupo perfecto para la Super Bowl— y finalmente de esa máquina de ganar pasta con el copia-y-pega llamada Bruno Mars.

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Para que te hagas un poco la idea de las masas que mueve la Super Bowl, basta decir que se prevé que el 7 de febrero se junten unos cien millones de personas frente al televisor. Aún no alcanza las cifras de la final de la Champions League —unos 180 millones— y está lejos de las del Mundial —unos 700 millones—, pero ciertamente juntar a tanta gente delante de la tele tiene su mérito. Un anuncio durante la Super Bowl cuesta más o menos 4 millones de dólares y tiene que durar 30 segundos: obviamente no todo el mundo puede permitírselo.

Como decíamos, que sea un buen espectáculo o no no importa demasiado: los organizadores han cantado bingo antes de sacar ningún número y la máquina de dinero se moverá igualmente pase lo que pase sobre el terreno de juego. Es un poco como el séptimo episodio de Star Wars: todos hemos ido a verla y todos nos hemos esperado al final para comentarla con los amigos. No sabíamos si nos gustaría, pero fuimos en masa de todos modos.

A pesar de todo, si la gente ve la gran final del fútbol americano es porque en general suele valer la pena. Las sorpresas, curiosidades e imposibilidades estadísticas abundan en los registros históricos; a veces un casco atrapa una pelota, otras veces un chut sale desviado y se pierden cuarenta yardas de golpe. En la Super Bowl puede pasar cualquier cosa: de hecho, generalmente pasa cualquier cosa.

En realidad se lo están pasando muy bien. Foto de Jason Getz, USA TODAY Sports.

Hemos analizado quién puede ganar, qué 'quarterback' está mejor en forma y qué equipo defiende mejor; también hemos remarcado que la Super Bowl es un 'win-win' para sus organizadores, a quien les da totalmente igual quién gane mientras vendan todas las entradas. Sabemos que las dos franquicias participantes se forrarán vendiendo gorras, bates, camisetas, pegatinas para el coche y hasta bragas con los colores de sus equipos. También sabemos que cantarán Lady Gaga y Coldplay, como si no lo hicieran nunca y no tuvieran vídeos en internet.

La pregunta que queda, pues, es… ¿Por qué es uno de los eventos del año?

Si te tengo que decir la verdad, en mi caso no es por saber qué defensa está mejor posicionada sobre el campo, ni porque me dé una excusa para comprarme la gorra de los Broncos. Tampoco me motiva en absoluto escuchar a Lady Gaga ni tragarme los infinitos anuncios entre jugada y jugada.

No: lo que mola es formar parte de esto. Volver el lunes al trabajo con cara de sueño —el partido se disputa en la madrugada del domingo al lunes, horario español— y poder decir que es culpa de la Super Bowl, y que los compañeros de trabajo te miren con cierta admiración: "Wow, este tío aguantó toda la noche como un campeón".

Lo que mola, en el fondo, es poder formar parte del gran follón americano del año. En el reino del postureo que es el mundo actual, eso es sencillamente impagable.