Un juego de hermanos: el fútbol americano y su evolución
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Futbol americano

Un juego de hermanos: el fútbol americano y su evolución

El fútbol, en todas sus variantes, es hijo de un mismo padre. Esta es su fascinante historia.

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Si hay una cosa que los aficionados del rugby y del fútbol americano odian es cuando se comparan ambos deportes. Sin embargo, eso es exactamente lo que haré. En Gran Bretaña, los primeros aficionados al fútbol americano tuvieron que vivir durante años con la pregunta de, "¿no es esto rugby con hombreras?" Mientras tanto, los aficionados al rugby, tradicionalmente, han tendido a ver con cierta burla el deporte americano debido a su ritmo lento y todo el "show" que hay detrás de él. En definitiva, nos acabamos encontrando ante una clásica pelea de "mi padre gana al tuyo". La incómoda verdad para ambos grupos de aficionados, sin embargo, es que los dos deportes son hermanos. Como todas las versiones del fútbol, cada una tomó su propio camino en sus orígenes para desarrollar personalidades distintas, pero en su raíz, ambas provienen del mismo lugar.

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Como cualquier buena historia de deporte estadounidense, arrancamos en la Inglaterra del siglo XV. Todas las variaciones del fútbol evolucionaron de los grandes juegos medievales que conformaban las partes interesantes de las clases de historia en el colegio. Eran esencialmente juegos multitudinarios y violentos donde villas enteras aprovechaban para darse con todo bajo el pretexto de meter una vejiga inflada de cerdo dentro de una portería rudimentaria, y la única regla era que estaba prohibido matar a alguien.

Un partido de fútbol callejero encantadoramente violento en Kingston, sobre el Támesis, en Londres

Para cuando llegó el siglo XIX, el consenso entre la gente se volvió en contra de los deportes multitudinarios. Eran demasiado violentos para los gustos que rápidamente se volvían más refinados y, aunque los juegos no fueron explícitamente prohibidos, se aprobaron leyes donde se controlaba dónde podían practicarse. Y como muchos pasatiempos británicos, el fútbol multitudinario casi se extinguió.

Sin embargo, había un lugar donde los actos que rebasaban la decencia pública se mantenían vivos: el sistema británico de educación pública. Hasta el siglo XIX, no eras un buen alumno inglés si no tenías tu propia versión del juego con un balón. Pero cuando el Reino Unido empezó a conectarse mejor con la proliferación del ferrocarril, las escuelas tuvieron la bendita tentación de jugar entre ellas. Se toparon con que no había reglas estandarizadas –salvo aquella de "intentar anotar sin decapitar al otro", y eso dificultó las cosas. Se volvió evidente, entonces, que se requería algún tipo de unificación en las reglas. Eton es la escuela a la que comúnmente se le atribuye haber sido la primera en redactar su propio libro de reglas para practicar este juego. La institución, que sirvió como cuna para futuros primeros ministros, formalizó sus reglas en 1815, y fijó el estándar para intentar controlar la violencia salvaje del juego.

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Otras escuelas siguieron el ejemplo de Eton, incluida una en el pequeño pueblo de Rugby. Fue ahí cuando en 1823, según la historia popular, un joven estudiante de llamado William Webb Ellis revolucionó el deporte al tener la audacia de coger el balón con las manos y correr hacia adelante, hecho que marcó el inicio del rugby. La verdad es un poco más compleja que eso ya que coger el balón con las manos era muy común en el antiguo juego, pero aquello que hizo Webb Ellis con las manos, revolucionó la versión de fútbol que se jugaba en los centros educativos del pueblo.

Cuando en Rugby tres estudiantes decidieron escribir formalmente las reglas unos 20 años después, en 1845, estas fueron un completo éxito. Esa versión del fútbol se bautizó intentando honorar a la escuela, y el trofeo de la Copa Mundial de Rugby Union se nombró así gracias al joven que soñó un mundo en el que se llevara el balón con las manos y que, al mismo tiempo, también se pudiese chutar. El "fútbol rugby" se convirtió rápidamente en uno de los reglamentos más aceptados, no solo en casa, sino también fuera, y es que rápidamente se expandió a lo largo del antiguo imperio mediante las colonias.

Mientras tanto, las escuelas en Estados Unidos (que hasta hacía pocos años era colonia británica) intentaba formalizar su propio libro de reglas para jugar a fútbol. Al igual que sus compatriotas británicos, las principales escuelas estadounidenses estaban hartas de que sus mejores y más brillantes estudiantes se vapulearan unos a otros a manera de entretenimiento. En un intento por fomentar la competitividad pero evitar las lesiones, tuvieron que ponerse a trabajar.

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A partir de 1869, escuelas como Rutgers, Princeton, Columbia y Yale comenzaron a practicar un juego basado en el entonces llamado fútbol de asociación, hoy llamado soccer. Había dos equipos de 25 jugadores intentando anotar goles, y no estaba permitido coger el balón con las manos. Aunque el fútbol americano pronto se desviaría radicalmente de esas primeras reglas, hay una regla importante que sigue viva en estos juegos: la regla de la recepción libre.

A finales del siglo XIX, una de las principales escuelas se rehusó a participar en estos intentos por estandarizar el fútbol. La Universidad de Harvard prefería quedarse con sus propias reglas y no ser parte de los comités que daban forma al nuevo juego. Esto hizo que se les hiciese difícil encontrar otros equipos para jugar. Eventualmente, en 1874, aceptaron una invitación de la Universidad de McGill para viajar a Canadá y enfrentarse en el deporte de moda, que venía fresco de Europa: el rugby. Fue entonces cuando, gracias a un sencillo cambio de regla, se concibió el fútbol americano.

Harvard se enfrenta a McGill en 1874

La gran diferencia en las reglas de McGill era que otorgaban puntos por un try, o intento. En los primeros días del rugby, el try solo le permitía a un equipo lo que su nombre implica: una oportunidad para chutar un gol de campo. Si se fallaba la patada, no había puntos. Las reglas de McGill, sin embargo, establecían la idea de otorgar puntos por cada try, y luego tener la oportunidad de hacer la patada para sumar puntos. Le costaron al Rugby Union otros 15 años adoptar la idea de que otorgar puntos por el try hacía el juego más emocionante, y la regla se adoptó en 1890.

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Enamorado con el juego europeo, Harvard dejó de jugar bajo sus propias reglas y adoptó las del rugby. Al año siguiente, en 1875, Harvard se enfrentó a la Universidad de Tufts en el primer encuentro entre dos equipos estadounidenses bajo las nuevas reglas. El juego rápido se arraigó en Estados Unidos y se programaron partidos de manera habitual. Uno de estos era entre Harvard y Yale; el primero se disputó en 1875 y sigue despertando una gran rivalidad a día de hoy. Aunque el juego tuvo algunas concesiones de las reglas del rugby de Harvard a las del fútbol asociación de Yale, marcó el alejamiento en Estados Unidos del soccer hacia su propio juego.

Fue también aquí cuando Walter Camp, comúnmente conocido como el "padre del fútbol americano", le surgió la idea. El estudiante de Yale, vio el potencial del juego y se convirtió en uno de los líderes para evolucionarlo. Camp jugó para Yale y, aunque su corta estatura hizo que no se convirtiera en una leyenda dentro del campo, su verdadero impacto fue en las convenciones para hacer las reglas. Desde 1876 hasta su muerte en 1925, Camp asistió a casi todas las reuniones anuales para el diseño de reglas y, bajo su tutela, emergieron las principales separaciones que empezó a tener el fútbol americano con el rugby.

Una de los primeros cambios de reglas, aprobado en 1880, fue el de pasarle el balón al mariscal de campo desde la línea de golpeo. Dos años después, Camp se convenció de que la nueva regla volvía más lento el juego, porque los equipos solo querían mantener la posesión, y se aprobó entonces el sistema de downs y distancia para hacer progresar el avance.

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Tras establecer el eje del fútbol americano en el sistema de centrar el balón, con downs y distancia por avanzar, Camp agregaría otra de las características emblemáticas del juego actual: el bloqueo en la línea de golpeo. La disputa alrededor del balón es una característica del fútbol americano, gracias a Camp, mientras que en el rugby sigue siendo ilegal. Inicialmente, los equipos podían cogerse de las manos para bloquear en formación, pero las lesiones serias hicieron que se prohibiera esta especie de bloqueo entrelazado. Con estas reglas vigentes, el deporte se expandió del noreste de Estados Unidos hacia todo el país. Se formaron rivalidades mientras las universidades fundaban sus propios programas de fútbol americano, llevando la animadversión académica hacia el punto de mira.

A pesar de todos los cambios evolutivos a partir del violento fútbol multitudinario, el deporte seguía sin ser del todo seguro. Eran comunes las lesiones serias e incluso los fallecimientos. El juego de 1894 entre Harvard y Yale sería bautizado como "el baño de sangre de Hampden Park", después de que cuatro jugadores terminaran en estado crítico. En 1905, el año en el que 19 jugadores murieron por las lesiones sufridas en el campo, el problema era tan severo que el presidente Roosevelt convocó a representantes de Yale, Harvard y Princeton y les ordenó encontrar formar para hacer más seguro el juego. Como resultado, el fútbol americano tuvo su separación más grande, y definitiva, con respecto al rugby, cuando legalizó el pase hacia adelante.

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Lo que hoy está considerado como el Super Bowl I se realizó en 1967 // PA Images

No fue hasta los años 30 que el pase hacia adelante se entendió totalmente y se empezó a utilizar como en la forma moderna, pero con esta regla se cortó de forma definitiva el cordón umbilical con el rugby. En el transcurso de 30 años desde que Harvard viajó por primera vez a Canadá para jugar un partido de rugby, ya había nacido un nuevo deporte.

Después se pudieron ver algunos ajustes en las reglas, cosa que seguimos viendo. Con excepción del deporte motor, el fútbol americano es probablemente el deporte que tiene el más fluido libro de reglas. Sin embargo, los cambios actuales poco tienen que ver en cuanto a magnitud con los que se dieron entre 1875 y 1905, cuando el rugby se descubrió, se adoptó y se adaptó.

Cuando hoy ves fútbol americano, aún puedes notar sus raíces del rugby, y no solo por el balón en forma ovalada o los postes. Es cierto que los dos juegos han tomado cursos radicalmente diferentes, pero incluso un ojo no entrenado puede detectar las similitudes. La defensa 3-4 se planta igual que en el scrum del rugby, con tres jugadores de gran tamaño actuando como linea frontal y los linebackers más altos, delgados y listos para el tackleo en el rol de líneas traseras.

Y la lista sigue, lo que convierte en una lástima el hecho de que los aficionados al fútbol americano y al rugby tiendan a discutir sobre qué deporte es mejor. Pero, ¿qué esperar de dos hermanos que se separaron y tomaron dos caminos distintos por la vida a una edad demasiado joven?

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