FYI.

This story is over 5 years old.

mito lo mires como lo mires

Villanos: Hristo Stoitchkov, mejor de amigo que de enemigo

El futbolista búlgaro Hristo Stoithckov lo ganó todo con el FC Barcelona, hizo historia con su selección... y nos deleitó a todos con las mayores excentricidades que uno pueda imaginar.
Imagen vía Reuters

Sigue a VICE Sports en Facebook para descubrir qué hay más allá del juego:

Bienvenidos a la tercera entrega de la serie Villanos, hoy con un fenómeno búlgaro que no tiene freno en Twitter y que defiende los colores azulgrana sin importarle a quién tenga que atacar: el siempre polémico Hristo Stoitchkov, Plovdiv (Bulgaria), 1966.

Amable dispensador de pisotones

"Le pisé cuando ya había visto la segunda amarilla por protestar. Pero mire, Urízar Azpitarte fue uno de los mejores árbitros en España, ¿sabe?", aseguró hace poco Hristo Stoitchkov sobre una de sus anécdotas más conocidas: el pisotón a un árbitro a medio partido.

Así es Hristo, capaz de destrozarle el pie al colegiado de un pisotón cuando este ya lo había echado del partido… y, años después, afirmar que tienen buena relación y que es uno de los trencillas a los que más respeta.

Publicidad

Más villanos: Andrés Nocioni y las pelotas (de baloncesto)

Te cuento un poco la historia. Corría el verano del año 1990 y el Real Madrid venía de encadenar cinco ligas con la 'Quinta del Buitre'. En la temporada anterior, el FC Barcelona de Johan Cruyff había ganado la Copa del Rey —lo cual, por cierto, evitó que echaran al técnico holandés de forma prematura—, así que blancos y azulgranas debían enfrentarse en la Supercopa de España. Los clásicos eran duros: ganarlos o perderlos podía significar salvar la temporada… o irse al carajo.

A medio partido de ida, Miguel Porlán —a.k.a. Chendo— le aplicó una entrada digna del UFC a Stoitchkov. El árbitro, Azpitarte, no solo no pitó falta, sino que le enseñó tarjeta a Hristo por simular la falta. Conociendo lo temperamental que es el futbolista búlgaro, probablemente la decisión no fue demasiado acertada: Stoitchkov se rebotó y empezó a protestar como un loco.

El colegiado vasco, al ver la reacción, le enseñó la segunda amarilla y le mandó a los vestuarios como había hecho con Cruyff pocos minutos antes. Eso enervó aún más a Hristo, que se transformó como si de Hulk se tratara y le pegó un histórico pisotón al colegiado.

Ese Barça, preámbulo del Dream Team, terminó perdiendo la ida de la Supercopa por la mínima y se llevó una paliza en la vuelta: el partido acabó con un marcador global de cinco a uno a favor de los blancos. Hristo fue sancionado con más de diez partidos. Apenas había llegado a Barcelona y ya había demostrado al mundo que era capaz de literalmente cualquier cosa sobre el terreno de juego.

Publicidad

Genio con la pelota en los pies

El mismo Azpitarte que le había expulsado en 1990 dijo que en el campo Hristo era muy peligroso, pero que fuera era un trozo de pan. No estamos seguros ni de una cosa ni de la otra, pero lo que está claro, algo que Urízar Azpitarte no mencionó, es que Stoitchkov era un genio con el esférico.

Hristo aterrizó en el FC Barcelona en 1990 procedente del CSKA de Sofía: en la capital búlgara, Stoitchkov marcó la friolera de 38 goles en 30 partidos, lo cual le permitió llevarse la Bota de Oro de la temporada 89-90 —compartida, eso sí, con el madridista Hugo Sánchez—. Hristo se adaptó muy deprisa a su nueva ciudad y rápidamente se convirtió en una pieza imprescindible del naciente Dream Team.

Hristo Stoitchkov (abajo a la izquierda, con sus hijas) en un partido de homenaje a Johan Cruyff disputado en 1999. Imagen vía Reuters

El papel de Hristo en el Barça de Cruyff, de hecho, fue vital por varias razones; no solo impulsaba hacia adelante a su equipo con una determinación inquebrantable, sino que además empujaba al rival hacia atrás mediante sus agresivos desmarques. Partiendo desde la banda, Stoitchkov aparecía como un cohete entre centrales y laterales y convertía las deliciosas asistencias de Michael Laudrup o Pep Guardiola en goles.

Durante siete temporadas —con una pausa en la campaña 1995-96 para recalar en el Parma AC italiano—, Hristo enamoró al Camp Nou con una catarata de fútbol que le aupó al Olimpo del balompié de la década de los 90. En Barcelona, Stoitchkov sumó cuatro ligas consecutivas, tres Supercopas españolas, una Supercopa de Europa y la primera Copa de Europa del club barcelonés: su carácter volcánico se convirtió en el contrapunto perfecto para un equipo de gran calidad técnica.

Publicidad

Y, por supuesto, también dejó momentos míticos, como el beso a Ronald Koeman tras conseguir el cetro europeo en la recordada final de Wembley en 1992.

A pesar de brillar con el Dream Team, probablemente el gol más famoso de Hristo no fuese con la zamarra azulgrana, sino con la selección búlgara —un equipo, por cierto, trufado de futbolistas con un carisma infinito: que se lo digan al eterno Trifon Ivanov. De la mano de Stoitchkov, Bulgaria alcanzó las semifinales del Mundial de EEUU en 1994; el tanto de Hristo en los cuartos de final frente a Alemania pasó a la historia.

Los búlgaros finalmente quedaron cuartos tras perder ante Italia en semifinales y ante Suecia en la final de consolación, pero dio igual: fue el mejor resultado del pequeño país balcánico en su historia. Bulgaria jamás ha vuelto a llegar tan lejos… probablemente, porque Bulgaria no ha producido a ningún otro jugador como Hristo Stoitchkov, un tipo que logró que la mitad del mundo del fútbol le odiara y la otra le amara.

Ah, y que todos le echaran de menos cuando se retiró, por supuesto.

Guerrero sin descanso en Twitter

El odio de Stoitchkov al Real Madrid empezó en sus años como culé, pero, como todo, se ha ido modernizando: ahora lo profesa a través de las redes sociales. Lo bueno para los madridistas, sin embargo, es que no todo el odio va dirigido a ellos. Louis Van Gaal y los dirigentes de la FIFA o de la Federación Española de Fútbol también se llevan su parte del pastel.

El Twitter de Stoitchkov es, sencillamente, mítico. Hace un tiempo ya explicamos un poco lo bien que se lo pasa Hristo en Facebook, pero esto es otra dimensión. El búlgaro usa sus redes sociales como si explicase lo primero que se le pasa por la cabeza a alguien con quien estuviera tomándose un vodka.

Publicidad

Feliz por la victoria de Barça . Los blancos sufren i no levantan la cabeza pic.twitter.com/8YyM6uoLVu
— Hristo Stoitchkov (@Hristo8Official) March 3, 2016

Cuando Stoichkov habla del Madrid, ahora que el Barça está en posición de ventaja, se dedica a lanzar tantos improperios como le vienen a la cabeza. ¿Y qué les pasa a sus enemigos seculares? Pues veamos el caso de Van Gaal, con quien mantiene una tensísima relación porque en su día el holandés le echó del Barcelona.

Yo soy muy malo haha pic.twitter.com/k221L0NPzU
— Hristo Stoitchkov (@Hristo8Official) January 24, 2016

Lo mejor de todo, no obstante, es su cruzada personal contra Ángel María Villar, Michel Platini y Sepp Blatter. Es por todos conocido que la FIFA no es un ejemplo de transparencia y que sus ex dirigentes ya inhabilitados podrían protagonizar una serie sobre corrupción más dura que Narcos; pero Hristo no tiene suficiente con el escarnio profesional y practica el 'homenaje' público.

Con Villar, Hristo aún no ha conseguido su objetivo… pero tiempo al tiempo. El búlgaro es incansable.

Por eso es un mito: héroe o villano, como tú prefieras, pero mito de todos modos.

El autor nunca tiró faltas como Hristo pero de vez en cuando dispara buenos tuits, así que puedes seguirle en Twitter: @21pauriera